ZP no es un estadista, pero sí un político. Y sabe que en política, las patadas hacia arriba funcionan requetebién. Lo hizo con un Paco Vázquez, al que le producía urticaria el Estatut catalán: embajador de España ante la Santa Sede. Lo mismo con Elena Salgado, que está empezando a incomodar a los fumadores: candidata a dirigir la OMS.

Ahora le toca el turno a la Trini, esa mujer ambiciosa que aspiraba a quitarle la silla a Moratinos y que no estaba dispuesta a seguir sacrificándose en el altar de la competencia de Gallardón. ¿Solución? Secretaría de Estado para Iberoamérica, siguiendo el modelo francés y británico de crear una gran estructura administrativa que vele por las buenas relaciones con las antiguas colonias.

Zapatero dice que esta estructura permitirá mejorar las relaciones con el Continente de Esperanza. Pero la verdad es que lo dice con la boca chica, porque sabe que la Trini aportará un valor añadido nulo en la protección de los intereses empresariales en Hispanoamérica. Y mucho menos en crear ese entorno cultural y político de naciones hermanas. Ni siquiera desarrollara la idea de ciudadanía iberoamericana que se sacó de la manga hace algunas semanas.

No hará nada porque sabe de muy poco. Pero es que además, las relaciones entre la Trini y Moratinos son peor que mejorables: son lamentables. El canciller español desprecia a la hasta ahora candidata socialista al Ayuntamiento de Madrid: recela de su ambición, huye de su ignorancia y sospecha de su falta de profesionalidad. Y es que la Trini no proviene de la carrera diplomática sino de las filas del partido.

Pero ya hemos contado que en el acto en el que Moratinos le regañó a Hachuel como maestro de escuela, recibió muchos besamanos y parabienes. Entre ellos es de la Trini, que se acercó a felicitarle. Moratinos ni si quiera se dignó a mirarla. Desprecio total. Así que nos imaginamos que el propio ministro no le dará mucho juego. Algo vistoso, mucha foto vistosa, poca declaración, nula capacidad de maniobra y al cementerio de los elefantes. Eso sí, siempre será mejor que el zulo de Ferraz. La Trini, tan contenta. Pero la apuesta española por Hispanoamérica, sigue siendo una asignatura pendiente.