La Generalitat de Catalunya tiene prisa para arrancar el proyecto de investigación embrionaria. Todavía no tienen local, pero el Centro de Investigación en Medicina Regenerativa de Barcelona comenzará a trabajar en las próximas semanas. La consejera de Salud, Marina Geli, asegura que trabajarán con "límites éticos", pero no especifica cuáles. Mientras tanto, sigue vigente una legislación medioambiental que impida la recolección de los huevos de crías de animales silvestres. Malos tiempos cuando el ser humano está menos protegido que los animales silvestres.

 

El futuro Centro de Investigación en Medicina Regenerativa comenzará su andadura a principios del mes de noviembre y empezará a investigar con células madre embrionarias antes del turrón, según ha informado la consejera de Salud, Marina Geli, la polémica defensora del copago sanitario.

Como se recordará, el pasado mes de junio la Generalitat suscribió un convenio con el Ministerio de Sanidad para desarrollar centros de medicina regenerativa en Granada y Barcelona. Desde entonces, se trabaja en un inmueble en el Parc de la Recerca Biomédica de Barcelona, aunque, como el edificio no está terminado, trabajarán de manera temporal en unos locales cedidos por el Hospital del Mar. Prisas que tienen algunos.

Tanto la consejera, Marina Geli, como el director del centro, Juan Carlos Izpisúa, han vendido a la opinión pública que el centro trabajará en curar enfermedades neurodegenerativas y endocrinológicas. Sin embargo, la realidad científica es que las células madre embrionarias no han permitido mostrar ni una esperanza de curación y las células madre adultas están curando ya en varios hospitales españoles: Navarra, Valladolid y Granada.

Por eso, científicos como Salvador Martínez del Instituto de Neurociencia de la Universidad Miguel Hernández de Alicante critican que se estén generando falsas expectativas. "De momento, las células madre embrionarias sólo han conseguido demostrar que generan tumores", afirman. Un criterio compartido por el presidente del Centro de Investigación Médica Aplicada de la Universidad de Navarra (CIMA), Francisco Errasti. Sin embargo, las declaraciones de Salvador Martínez son más significativas porque son realizadas por un investigador que trabaja en el mismo instituto que el archifamoso Bernat Soria, el científico que fue aclamado en el último Congreso del PSC.

No es el único científico con marcada afiliación política. El presidente de la Sociedad Internacional de Bioética, Marcelo Palacios, fue incluso diputado nacional por el PSOE entre 1982 y 1995. ¿Hablamos de ciencia o de política?

El caso es que los investigadores de "frigonenes" esperan un real decreto que elimine las barreras burocráticas que dificultan la investigación con embriones congelados de edad superior a los cinco años. La luz verde que podría ver la luz este mismo viernes. Y todo ello mientras el Gobierno trabaja en una Ley de Biomedicina que no se espera hasta Semana Santa o antes de verano. Se supone que esa legislación marcará los límites éticos a la investigación. Unos límites que Geli dice tener, pero que no detalla.

Aunque tampoco se crean que los "límites éticos" previstos por la ministra Salgado son bilaterales. Se trata más bien de límites profesionales. Las investigaciones las deberán llevar a cabo científicos con experiencia y con objeto de mejorar la salud. O sea, vale todo, siempre que sea "científico". Aunque produzca tumores. Eso sí, el centro comenzará a investigar antes de establecer esos famosos límites. Al fin y al cabo, ¿a quién le importa la ética?

Y en paralelo, podemos leer en la Ley 4/1989 de 27 de marzo, reguladora de la protección de las especies silvestres, que queda prohibido "la captura de los huevos y crías" de estas especies. O sea, que los animales silvestres tienen un rango de protección legal superior a la especie humana. Progresamos. Pero con mucha prisa, a marchas forzadas, con presupuesto público y hacia ninguna parte.

Luis Losada Pescador