Ya lo dice el gran Quevedo en "El buscón don Pablos": Yo le tiré dos berenjenas a su madre cuando fue obispa. Es decir, cuando por bruja, puta o proxeneta, o las tres cosas a la vez, en eficiente sintonía, una susodicha era sometida al ludibrio público, con un remedo de birrete episcopal para escarnio de una multitud asolada por el tedio.

Pero hoy los tiempos adelantan que es una barbaridad. Ahora, la polémica está en que las sacerdotisas anglicanas sean elevadas a obispas, para dar ejemplo de modernidad a la rancia Iglesia de Roma.

El ex primado de la Iglesia de Inglaterra, inefable reverendo George Carey (en la imagen), está a favor. Lógico, él ya no puede repetir como capo de la Iglesia nacional y, por tanto, lo único que le interesa es ponérselo difícil a su sucesor, que ahora tendrá el doble de competencia. Además, en la Iglesia de Inglaterra es tradicional, históricamente, intercalar a obispos que creen en Dios con otros, más modernos, es decir, ateos.

¿Qué más da que los anglicanos nombren obispas  El mal viene de atrás

¿Saben una cosa Me importa un bledo que la votación sea favor de las obispas o en contra. Al final, dado el ambiente, acabarán por nombrar obispas y lesbi-obispas o gay-obispos.

Lo siento, porque todavía alejará más a los anglicanos de Roma pero la verdad es que el alejamiento no viene por el nombramiento de sacerdotisas, obispas o papisas, viene de otro lado y es más antigua y dañina.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com