El pasado lunes 9 se celebraba en la embajada rusa en Madrid la conmemoración del 60 aniversario de la victoria aliada sobre los nazis. Norteamericanos, franceses ingleses, rusos, chinos, e incluso el gobierno alemán del canciller Gerhard Schroeder, todos parecen estar felices con la gran victoria sobre Adolf Hitler. Todos, salvo el embajador alemán en España, Georg Boomgaarden, quien durante la precitada celebración no pudo por menos exclamar: Ya estoy harto de festejar derrotas. Lo cual, bien mirado, tiene su lógica.