El genial Walter Matthau, en la genial película Primera Plana prepara el titular del día: ¿El scheriff, cómplice o simplemente estúpido?. Si el director del Diario The Examiner fuera un personaje real y prestara sus servicios en la España del 2006, probablemente hubiese aplicado el precitado titular al presidente del Gobierno español José Luis Rodríguez Zapatero. En plena guerra en Oriente próximo entre el ejército israelí y Hezbolá en el Norte y con los palestinos en el Sur, Zapatero participa en un acto de las juventudes socialistas. Incapaz como es, de apagar su sonrisa eléctrica, se mostró radiante cuando sus juveniles admiradores le colgaron un pañuelo palestino en el cuello.

Horas después, durante un desayuno celebrado en la mañana del jueves 20 su diplomático Jefe de la diplomacia (ver información de Hispanidad) se enfrentaba a uno de los jefes de la comunidad judía española, a grito pelado en un conocido hotel madrileño. El hebreo le acusaba de antisemitismo y Moratinos le amenazaba con no volver a permitirse una acusación de esas características: ¿Cómplice o simplemente estúpido?

Me consta que a la comunidad judía española le molesta mucho más el tratamiento de los medios informativos, especialmente los públicos y los privados progubernamentales que el pañuelito de Zapatero. Televisión Española, así como el grupo Polanco, La Sexta y Tele 5 llevan una semana contando una lacrimógena historia sobre el pérfido ejército israelí que machaca al indefenso pueblo palestino gobernado por Hamás y a las venerables milicias de Hezbolá, pobrecitas, refugiadas en el Sur de Líbano.

Nada tan definitorio de la imagen que se nos está vendiendo a los españoles que el testimonio de una mujer evacuada del Líbano que con lágrimas en los ojos, afirmaba dirigiéndose a los israelíes: No perdonan. Y es cierto, como ya hemos dicho en Hispanidad, que Israel se está equivocando. Ahora bien, analicemos ese no perdonan, que revela quién ha empezado esta masacre. El grito de esta pobre mujer angustiada denuncia lo que está ocurriendo en Oriente próximo, tanto Hamás como Hezbolá son dos formas de terrorismo islámico, se refugian detrás de los civiles propios y golpean a los civiles del enemigo. Los niños palestinos y libaneses que nos enseñan la televisión progresista española son la carnaza que utiliza Hezbolá para vender su propaganda en Occidente. Si estas milicias pro iraníes paradójicamente controladas por el régimen laico-radical de Damasco- no utilizaran el Sur del Líbano, -mientras el Gobierno de Beirut mira hacia otro lado- para lanzar cohetes mortíferos sobre la alta Galilea o para realizar incursiones, asesinar y secuestrar a soldados israelíes el ejército judío no habría bombardeado, ni penetrado, el territorio libanés.

Insistimos: Israel no tiene la culpa de lo que está pasando pero está cometiendo un gravísimo error. El mismo error que George Bush en Irak: no se puede matar moscas a cañonazos ni se puede perseguir terroristas con métodos militares. Precisamente, porque el terrorista es un miserable que utiliza a sus propios hijos y a sus conciudadanos, y son éstos inocentes lo que pagan la furia de la aviación israelí.

Por lo demás, la progresía a la que tanto le gusta invocar el Derecho Internacional, en que desde la misma fundación del Estado de Israel en 1948 ha sido el mundo islámico el que, una y otra vez ha violentado ese Derecho Internacional. Israel es la única democracia de Oriente Medio y eso se demuestra, entre otras cosas en que cuando los papanatas progre-europeos viajan a Tierra Santa como turistas se refugian al lado de las fuerzas de seguridad israelíes o de los escasísimo reductos de los centros cristianos de la zona (por poner un ejemplo de los franciscanos). De los islámicos no se fían.

Y no olvidemos algo mucho más terrible: el pueblo hebreo lucha por su supervivencia. Desde el genocidio nazi los hebreos, tras veinte siglos de diáspora tienen muy claro que el Estado de Israel, lo que muchos judíos califican como el tercer templo, no puede morir sino con la desaparición del propio pueblo judío. Lo que quiere decir algo parecido a est si alguna vez, llevan medio siglo intentándolo, el Islam logra exterminar a los judíos y eso es lo que intentan, no nos engañemos- Israel hará uso de su arsenal atómico. El judaísmo vive siempre bajo la idea de que perdido el Estado de Israel, no tienen nada más que perder.

Pero claro, Zapatero es incapaz de percibir estas sutilezas. El Presidente del Gobierno español constituye uno de los ejemplos más señeros de lo que ha dado en llamarse el suicidio de Europa o si lo prefieren, el suicidio de Occidente. En su doble vertiente: física e ideológica. La población occidental disminuye físicamente porque nos negamos a tener hijos. De esta forma el enemigo, el Islam ha caído en la cuenta de que ya no debe conquistar Europa por la fuerza de las armas sino por la invasión demográfica. En segundo lugar el musulmán es consciente de que Occidente reniega de sus principios, que no son otros que los principios cristianos. Occidente es el producto de Jerusalén, Atenas y Roma. Pero al parecer sólo los judíos, quizá por su historia irrepetible, son conscientes de dónde está el enemigo, que no es otro que el Islam y lo que está más allá del Islam. Quiero decir que el grito de la evacuada del Líbano un foco de civilización cristiana- usurpado por los musulmanes rebela la cobardía y el síndrome de Estocolmo en el que viven una parte de los europeos, incluyendo al señor Zapatero. Los mismos libaneses que han permitido que los miserables de Hezbolá campen a sus anchas en el sur del país algo parecido a que lo etarras controlaran las calles del País Vasco y Navarra acusan a los suyos, a los judíos, de no perdonar. La misma tontuna del Zapatero con pañuelo palestino. Una actitud suicida que no se decanta en muerte por la sencilla razón de que aún quedan pueblos que no se resignan a la tiranía islámica, uno de ellos es el pueblo judío, semita de origen pero padre de Occidente.

Eulogio López