Un fontanero monclovita me comenta mi 'desafortunado' artículo "Cataluña no es un nido de corrupción". En primer lugar me retrotrae al 3% de Pascual Maragall, y cuando le digo si eso no ocurría en el resto del país, me asegura que, al menos, no estaba tan programada: "La eficiencia catalana exige programarlo todo, incluida la coima", pero lo que hay que ver es "cuánto iba a parar a CiU y cuánto al bolsillo personal de los interesados".

En esta tesis, resulta que lo de Jordi Pujol y la herencia de su padre sería la punta del iceberg. Primero porque "de herencia, nada", lo importante no es la herencia sino el soborno" a cambio de obras, contratos o concesiones públicas.

Pero lo más importante es que detrás de Pujol viene Artur Mas. Estaba claro que el movimiento independentista catalán ha llegado a tal punto que, si no puedes parar al balón, debes parar al delantero. Con Pujol el movimiento secesionista, como reconoce hasta Duran i Lleida, ha quedado tocado. Para hundirlo se precisa atizar a Artur Mas. Eso sería el golpe de gracia. ¿Por dónde Pues ha sido conseller de obras públicas y de economía pero, según mi monclovita fontanero, el toque puede llegar por el 'caso Palau', que aún no está cerrado. O sea que aquí no hay razones espurias, ¿comprenden

La verdad es que el dibujo anti-secesionista diseñado en el Ejecutivo Rajoy, parece bastante claro: tanto González, como Aznar y Zapatero sabían lo que ocurría en Cataluña, pero el pacto no escrito era muy simple: si el nacionalismo catalán permitía la gobernabilidad de España, todos mirábamos para otro lado. Cuando Artur Mas "enloquece" y se nos convierte en un Sabino Arana, que pone en peligro dicha gobernabilidad, salta el 'Caso Pujol', la referencia histórica. Y si Mas persiste en el referéndum -perdón, consulta- entonces saltará el 'Caso Mas'. Y persiste y saltará.

¿Qué me parece todo esto Repulsivo. Insisto en que no creo que Cataluña sea más corrupta que el resto del país, aunque sí acepto que pueda ser una corrupción más planificada. Insisto en que los casos Gürtel o el para mí más grave de todos -los EREs de Andalucía, dado que utilizaba el dinero de los pobres para enriquecer a los defensores de los pobres- demuestran que el resto de España tampoco está como para tirar cohetes.

E insisto también en que no hay que exagerar. Si la corrupción consiste en trincar pastas, lo que hay que hacer no es fusilar al corrupto sino hacer que devuelve la pasta y alejarle de la política. No hacen falta juicios a la totalidad, ni aspavientos varios, ni peticiones de fusilamientos al amanecer, porque eso sólo provocará dos cosas:

1. Desprestigio de España ante en el exterior -y hacia el interior- cuando en todos los sitios cuecen habas. Y, también, cuando el carácter hispano lleva a los juicios sumarísimos, a no permitir una segunda oportunidad y a revisar la historia hasta la tercera generación.

Mientras el nacionalismo catalán aseguraba la gobernabilidad de España, todos miraban hacia otro lado. Pero cuando Mas 'enloqueció'...
Caemos los hispanos en la autoflagelación y en la admiración rendida hacia lo anglosajón, el otro elemento -hispano- y sajón. De eso que llamamos Occidente, cuando lo cierto es que los anglosajones son más correctos a la hora, por ejemplo, de pagar impuestos, pero practican, mucho más que nosotros la corrupción legal. Por ejemplo, la especulación financiera. Verbigracia: la injusticia manifiesta y corrupta contra Argentina por parte de los fondos buitre.

No, la corrupción hispana no es superior a la anglosajona, es distinta, por la sencilla la razón de que el mundo hispano tiene raíces católicas y el mundo anglosajón, raíces luteranas y calvinistas. Personalmente, me quedo con lo católico.

2. Lo segundo, porque tal ambiente interesadamente exagerado de corrupción provoca que el ciudadano de la calle se sienta autorizado a delinquir, no por vía de soborno -porque el ciudadano de la calle no es funcionario ni cargo público-. Sino por la vía de corruptelas privadas y de incumplimiento de sus obligaciones públicas.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com