Era el momento. El Gobierno Zapatero no se iba a atrever, como ha hecho en el pasado el PSOE, a inmiscuirse en las fusiones de las tres cajas de ahorros vascas. Por eso, el presidente de la BBK, Xavier de Irala, ha apretado el acelerador con la intención de crear la tercera caja de ahorros de España, claramente pegada al nacionalismo vasco.

Ahora bien, la independencia financiera no ha hecho más que empezar. Sin llegar a lo de Xavier Arzallus, quien soñaba con un Banco de Euskadi y una moneda propia. Los actuales dirigentes nacionalistas no renuncian a trocear las facultades inspectoras del banco de España y disponer de su propio equipo de supervisores. Con contabilidad en euskera, a ser posible.