Decíamos ayer que la Duquesa de Alba (en la imagen junto a su primer marido, Luis Martínez de Irujo) fue un modelo para la aristocracia, que no para la nobleza. Hemos recibido más de un comentario hablando de dureza, e incluso de falta de respeto a los muertos.

Es verdad que siempre hay que respetar a los muertos y a los familiares de los mismos.

Tres conocidas periodistas hablan en TVE sobre la fallecida Duquesa de Alba. Las tres enfatizaron lo mismo que la presidenta andaluza, Susana Díaz: "vivió como quería vivir". La verdad es que no se sabe bien de qué estamos hablando, porque supongo que a doña Cayetana no le haría mucha ilusión su exilio en Londres mientras los republicanos destruían el Palacio de Liria. No todo lo hace el dinero.

Los progres son geniales: ahora resulta que los Duques de Alba hicieron su fortuna a sangre y fuego en la Edad Media. Sólo que en la Edad media no existía el Ducado de Alba de Tormes. ¡Lástima!

Pero una de las tertulianas quiso concretar el siempre esquivo concepto de libertad vital: "Fue una mujer libre en sus relaciones con los hombres", que era adonde se pretendía llegar. Bueno, lo cierto es que la interesada tradujo esa postura en una de sus frases más comentadas y particularmente gloriosas: "A mí nunca se me ha resistido ningún hombre". Esto es lo que alababan mis intelectuales colegas.

Pues bien, ¿se imaginan que en lugar de Duquesa de Alba estas palabras las hubiera pronunciado un Duque de Alba varón ¿Se imaginan lo que hubieran concluido esas mismas mujeres en el caso de que un fanfarrón, no fanfarrona, asegurara que a él no se le resistía ninguna mujer

Por de pronto, sería tildado de machista, chulo, soez, primitivo y, a partir de ahí, apunten ustedes los desprecios que deseen. Nadie hubiera dicho que era un hombre libre en sus relaciones con las mujeres.

Y esto es lo que entendemos por feminismo. Mera estupidez mezclada con otra condición que ocultamos porque en Hispanidad somos muy pudorosos. Y no sólo afecta a féminas iletradas.

Al fondo, el más curioso ditirambo, que los resume a todos, que ella misma se ha colocado como epitafio: "Vivió como sintió". Pues eso es lo malo, que la gente no debe vivir como siente sino como piensa. Ya lo dice el aforismo: o se vive como se piensa o se acaba pensando como se vive. Ahora bien, si ya renunciamos, de entrada, a vivir, no según nuestros principios, sino según nuestros sentimientos, entonces menudo caos de vida. Vivir como se siente significa ser esclavo de nuestros sentimientos, deseos y caprichos, siempre tan volubles. Vivir como se siente no es libertad, es demencia. Personalmente, preferiría que mi epitafio dijera "vivió como pensó".

Sigamos con la Duquesa de Alba, cuyo fallecimiento está dando mucho de sí. Desayunos de RTVE, viernes 21. El periodista Arsenio Escolar, director del gratuito 20 Minutos, otro de los adalides de la progresía patria, no está dispuesto a seguir la huella de sus compañeras tertulianas, perdidas en alabanzas a la sagrada libertad de doña Cayetana, sobre todo con los hombres. Un progresista como Escolar no puede aplaudir a una duquesa, por mucho que enarbole los sagrados principios feministas. Porque los progres son muy feministas, no lo olviden.

Entonces fue cuando Escolar se nos marchó por la línea económica y nos explicó a todos sus discentes que el ducado de Alba resultaba paradigmático de la burguesía española. Según él, los ricos españoles hicieron su dinero en la Edad Media, a costa de sangre y conquistas. De ahí se colige nuestro atávico retraso frente a Europa, donde las grandes fortunas se forjaron allá por los siglos XVIII y XIX.

Veamos. Naturalmente, es mentira que las grandes fortunas españolas se forjaran en la Edad Media como lo es que en Europa lo hicieran en la edad moderna. Las grandes fortunas de hoy, en España, en Europa y en Madagascar, se forjaron anteayer.

Naturalmente, también es mentira que la Edad Media fuera el paradigma de sangre y conquista, otro tópico progre. Más bien fue lo contrario: los genocidios comenzaron con la Revolución Francesa, los bombardeos sobre la población civil en el siglo XIX y el terrorismo en el XX. Ha sido el mundo moderno, no la Edad Media, quien ha alcanzado el 'top' de crueldad y homicidios, con un modernísimo siglo XX, mucho más sanguinario que los 40 siglos anteriores juntos, en cantidad y en calidad.

Pero cuando Escolar me dejó 'ojiplático', que diría un adolescente, fue cuando afirmó que la fortuna de los Alba se gestó en la Edad Media. Lo cierto es que el Ducado de Alba de Tormes nace en 1472, ya concluido el milenio medieval, cuyos historiadores suelen fechar en la caída de Constantinopla, allá por 1453, casi 20 años atrás. Siento muy de veras estropear un lucido argumento progresista pero la verdad es que no existían duques de Alba en la Edad Media. De hecho, la fortuna de los Alba se cuajó con los Austrias -edad moderna- y en el tormentoso aunque apasionante siglo XIX, ya en la era llamada contemporánea.

Da lo mismo: España arrastra la caverna medieval por no abrirse al progresismo de los siglos XIX, XX y XXI. Y si no fuera así, pues cambiamos las fechas de la cuaderna histórica y a correr.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com