Sr. Director:
Su Parusía de hoy -ya ayer por la hora- me impulsa a expresarle también mi asombro por el deleznable hecho sucedido en la calle Ancha de León el pasado 14 de noviembre, del que Vd. informó en Hispanidad hace unos días.

 

Ciertamente mi asombro fue grande, como grande fue mi dolor y tristeza; y no ha sacado Vd. conclusiones desmesuradas del comportamiento de aquel grupo de niñatos (como opina uno de sus lectores),  aquello fue un acto satánico sin duda y sospecho que, además de Satanás, alguno o algunos otros ya no adolescentes estaban detrás. Pero Vd. querido ovetense -y yo le precio de valiente- se cayó en su información de hacernos saber cómo reaccionaban los que presenciaron tal escarnio,  y la posible conducta de los transeúntes y, acaso la de la policía municipal, en definitiva la gente de bien, que alguna habría en aquél destacado lugar y en aquella hora de un sábado esa posible conducta me causa gran tristeza y una gran pena y me señala las claves del terrible deterioro moral y ético de España y de sus no menos terribles consecuencias.  

Francisco Fernandez-Jardón Álvarez