Polonia, un país inteligente, no compró vacunas contra la Gripe A, que iba a ser la pandemia del siglo, y que provocó más reuniones en el Ministerio y más ruedas de prensa que víctimas.

Pero la ministra de Sanidad, Trinidad Jiménez, como que no dimite. España hizo felices a las multinacionales farmacéuticas, reservando 13 millones de dosis y utilizadas menos de 3. Ahora habrá que buscar salida para esos fármacos. Polonia, por contra, no tiene ese problema.

Ahora llega el escándalo de la Píldora del Día Después. El mayor escándalo de la PDD es que mata seres humanos. El segundo que se ha cargado la objeción de conciencia de los farmacéuticos. Y ya lleva los derechos: derecho a la vida y derecho a la objeción. El tercero, sólo el tercero, es que puede tener consecuencias negativas sobre quien la ingiere (¿qué esperaban? La naturaleza nunca perdona). El tercer escándalo es que la ministra Trini Jiménez ha ocultado los riesgos que conlleva la pildorita de marras, fabricadas por Chiesi y por Bayer, porque los tiranos siempre tienen prisa a la hora de  facer entuertos. Luis Carbonell ha explicado esas contraindicaciones -daños colaterales- en una pildorita que se puede repartir -y se reparte- a niñas de 13 años.

Y es que los matarifes siempre han sido muy mentirosos. El PP no puede pedir su dimisión... porque el PP es centro-reformista. Ellos son partidarios de la PDD... pero con control médico.

En cualquier caso, ni por la gripe A ni por la PDD ni por su obsesión antitabaco -los aborteros siempre han sido muy puritanos-: la Trini no dimite.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com