Artur Mas (en la imagen junto a Rajoy) se rinde. No habrá referéndum y Cataluña no se independizará de España. Es decir, que no ha pasado 'res de res', nada de nada… que es lo que llevamos diciendo en Hispanidad desde hace dos años.
Pero el problema no ha terminado. El nacionalismo catalán no ha conseguido su consulta -a pesar del sucedáneo que anuncia, mientras prepara elecciones plebiscitarias-, pero lo que sí ha incrementado, en cualquier caso y en muchos grados, es el guerracivilismo en España.
Por otra parte, sólo al final, el Gobierno Rajoy ha unido a su famoso impedimento legal el argumento, mucho más profundo, para oponerse al referéndum secesionista: en esa consulta deberían votar todos los españoles, porque Cataluña es tan nuestra, en tanto españoles, como de los nacidos en Barcelona.
Otrosí: este es el momento en que Madrid debe tender la mano y plantearse un pacto, que no tiene por qué pasar por la reforma constitucional para que los catalanes se encuentren más a gusto en España. Se trata de tender la mano para conseguir un acuerdo, preferentemente económico. Por el momento, no parece que Mariano Rajoy esté por la labor. Pero debería, porque si es importante saber perder, aún más importante es saber ganar.
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