El operador de telefonía móvil Xfera continúa intentando hacer en España el negocio de su vida: ganar dinero sin invertir dinero. La historia es conocida por todos. Xfera, bajo el control de Florentino Pérez, consiguió del gobierno Aznar, con Rafael Arias Salgado como ministro de Telecomunicaciones, una licencia para operar en telefonía móvil, la cuarta de España junto a Telefónica, Vodafone y Amena. El accionariado de Xfera está marcado por el grupo escandinavo Telia Sonera, que posee un 76% del capital frente al 17% que se ha quedado ACS y el 4% de FCC.

Lo que ocurre es que los escandinavos de Sonera no han invertido ni en equipos ni en personal, y han ido forzando al ministerio de Telecos a prorrogar los plazos de la puesta en marcha para no perder la adjudicación.

Pero como toda paciencia tiene un límite, el ministro Montilla les exigió que antes de fin de año tendrían que empezar a operar. La respuesta de Sonera no se ha hecho esperar, en una doble dirección, que confluye en un solo objetiv por una parte, presionar a la Comisión del Mercado de las Telecomunicaciones (CMT) para que le permita comenzar bajo mínimos, todo sea por no gastarse un duro. Al mismo tiempo, se lleva a media clase periodística española de viaje a Estocolmo, un buen sitio para viajar en agosto, y para convencerles de que el gobierno español es durísimo con ellos. Menos mal que los periodistas españoles tienen ya muchas tablas y bastante profesionalidad, y no han caído en la celada. Sin ir más lejos, el diario Expansión firma su crónica desde Estocolmo con el siguiente titular: Xfera reclama más privilegios antes de empezar a operar en diciembre.

Ahora sólo queda que la CMT responda de forma tan profesional como la prensa especializada.