Los productores británicos Tim Bevan y Eric Fellner, responsables del éxito de películas como Notting Hill o Love Actually, vuelven a apostar por una comedia romántica que tiene ahora como escenario el famoso torneo de tenis de Wimbledon. En ese marco deportivo se conocen dos jugadores: el veterano Peter Colt (Paul Bettany), que está a punto de retirarse de las pistas, y la joven estrella americana Lizzie Bradbury (Kirsten Dunst), dispuesta a todo con tal de llevarse el palmarés. Para el primero, la relación amorosa supondrá un revulsivo en su marchita carrera.

 

Richard Loncraine ha realizado una película entretenida que, a pesar de su desarrollo previsible y frivolón, se ve con agrado porque logra transmitir al espectador la emoción que se vive en los campos de juego. A destacar el partido final (muy bien filmado) y los cameos que realizan dos ganadores de Wimbledon: los tenistas John McEnroe y Chris Evert. Eso sí, le falta algo de humor.