Estalla la Primera Guerra Mundial. El adolescente Albert pierde a su querido caballo, Joey, cuando su padre debe venderlo al ejército británico para pagar sus deudas.

Enviado al frente, el equino Joey pasará de mano en mano e, incluso, cambiará de bando en el frente pero todos los dueños que lo poseen saben apreciar su valía y coraje. Por su parte, Albert, que no puede olvidar a su noble animal, será reclutado y destinado a los campos de Francia sin perder la esperanza de encontrar a su amigo…

Basada en la novela War Horse, publicada por primera vez en 1982, se trata de todo un clásico de la literatura familiar que, antes de trasladarse al cine, también se adaptó con gran éxito al teatro.

Según ha declarado Steven Spielberg lo que le agradó de este best seller es que se trata de un viaje existencial tanto de un chaval como de su caballo. Y, precisamente, ahí radica uno de los encantos de la película que, aunque plagada de historias humanas y reparto coral, es un caballo el nexo de unión de todas ellas.

Rodada con la maestría y la precisión características de Spielberg, War Horse es toda una superproducción en cuanto a medios materiales y cuenta con imágenes espectaculares donde se mezcla de forma original el drama de la guerra y su repercusión entre militares y civiles.

War Horse está repleta de escenas emotivas pero de ellas, quizás, además de la lealtad que preside toda la amistad entre Albert y Joey, es preciosa la parte del relato cuando Joey pasa a manos de una niña huérfana, Emilie, que vive con su abuelo…

Spielberg, como en el pasado hizo con películas como ET o su trilogía de Indiana Jones, ha apostado en esta ocasión por un largometraje familiar con el "aroma" de las películas de aventuras de antaño. Veremos si el público sabe apreciar un filme lleno de sensibilidad donde priman (por encima de todo) los buenos sentimientos.

Para: Disfrutar en familia