El informe de Zenit no tiene desperdicio. Han vuelto Nerón, con persecución física a los cristianos por el hecho de serlo.

La noticia pone nombres propios a esta persecución.

Eso sí, existen dos persecuciones contra la Iglesia: en Oriente, por las bravas, en Occidente, con la ley en la mano, aunque se trate de una ley inicua. En el mundo libre, la técnica no consiste en matar cristianos sino en censurarlos y ridiculizarlos. Es decir, que no ha vuelto el déspota Nerón sino también el inteligente Diocleciano, seguramente el perseguidor más cruel de todos. Diocleciano no era un tirano sino un convencido de que los principios cristianos darían al traste con el Imperio, especialmente por el pequeño detalle de que si crees en Cristo no deificas al emperador. Y eso no puede ser... Vamos que buen Diocleciano era una laicista de mucho cuidado. Como Zapatero.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com