En los Desayunos de TVE, Aurora Brau, presidenta de la Asociación Derecho a morir dignamente, decía que el derecho que pedía el quintapléjico no ha de cambiar ninguna ley, porque ese derecho ya lo teníamos. Si existe el derecho a que te entuben, también ha de haberlo para que te desentuben.

 

Según Brau, en la Asociación también hay miedo a que el médico no se atreva a desentubar. Esas actuaciones tendrían que ser muy claras y lo que se hizo tendría que ser a plena luz, rodeado de los suyos, y no a escondidas, como escondiéndose.

 

Brau defiende que tenemos derecho a aceptar un tratamiento o no aceptarlo, tengo derecho a decir basta a un tratamiento, pero no estamos acostumbrados a hablar así de claro. El derecho a morir es un derecho nuestro. La medicina muchas veces es agresiva y te impide seguir una muerte natural.

 

Para la presidenta de la Asociación Derecho a morir dignamente, la definición de eutanasia es que a petición  propia yo hago algo para provocar la muerte a petición de una persona. Si yo doy algo que realmente es para provocar la muerte, esto sería la eutanasia y esto es lo que no está regulado. Pero según la ley yo tengo derecho a oponerme a un tratamiento. En España con todos los tabúes sobre la muerte no tenemos jurisprudencia sobre esto. A lo mejor somos un país tan atípico que no tendríamos juicios.

 

Brau insistía sobre la necesidad de hacer jurisprudencia en esta materia: Sería una excepción hacer un cambio de legislación sin hacer jurisprudencia, pero la madurez la crean las dificultades, es de sentido común, el derecho a poder morir bien se está implantando, el derecho a morir bien, aunque haya protocolos para morir bien, se está caminando hacia una regulacion de un proceso necesario para poder morir bien.

Quererlo regular significa que ha de haber debate y estos es lento. Esto basta de callarlo, se ha de afrontar el debate.

 

Según Brau, da igual que una ley esté aprobada o no, si no hay todavía una conciencia de que esto es un deber que tenemos con las personas que queremos. Nos han enseñado a luchar por la vida al precio que sea. Hay que dejar morir, dejarlos marchar, y esto es una obligación porque los queremos. La ley no determina si las cosas son buenas o no. Son caminos paralelos que al final se encuentran.