Ya sólo queda García Sanz, y porque es un alto directivo de la Corporación. Antoñanzas y Winkels solicitaron información de la negociación sobre el ERE, por eso les han echado. Los alemanes no quieren reducir plantilla en SEAT: lo que quieren es desmantelar la fábrica. No sobran 1.346: sobran 13.000. El plan verdadero consiste en convertir a SEAT en una filial de Audi, dedicada al diseño de coches deportivos. VW, que vive un fortísimo enfrentamiento interno entre Piëch y Pischetsrieder , además del escándalo de las prostitutas, ha decidido que el fabricante filial de turismos será Skoda, por que los checos cobran menos que los españoles.

Con tal de denigrar la herencia aznarista, Rodríguez Zapatero se cargó Astilleros españoles. Prefirió cargar consta el erario público el cose de los despidos antes que luchar contra Bruselas y mantener los Astilleros públicos. El Gobierno Zapatero fue tremendamente liberal con Astilleros: Hoy Astilleros, Navantia, se ha reducido a la mitad y su futuro consiste en languidecer.

Pues bien, algo parecido puede pasar con SEAT, aunque de esto, como de la sequía Zapatero, no se puede echarle la culpa a Aznar, La multinacional alemán Volkswagen o quiere despedir a 1.346 obreros de SEAT, casi la décima parte de la plantilla. Lo que quiere es echar al conjunto de los trabajadores, cerrar SEAT a través del conversión de la factoría barcelonesa en una filial de Audi para diseño de coches deportivos y reducir la plantilla a unas 50 personas, que serían más que suficientes. Este es el plan de máximos y esta es la razón de que el acuerdo conseguido por los directivos de SEAT con los sindicatos CCOO y UGT, en el sentido de reducir los despidos a la mitad, no ha servido para nada. Desde la sede central de VW en Wolfsburg llegó la orden de ni un paso atrás: todos a la calle y anda de prejubilaciones, que son muy caras: un expediente de regulación de empleo y unas promesas vagas de recolocación en el futuro. En Hispanidad ya lo llevamos anunciando desde tiempo atrás: VW no quiere reducir SEAT, lo que quiere es cerrarla, o mantener la marca bajo mínimos. De hecho, VW nunca ha vendido la marca SEAT, aunque sí los coches Ibiza o Toledo. Pero no es lo mismo. Ahora dicen que relanzar SEAT como marca es muy costoso.

Pues bien, en medio de este gran engaño colectivo, los miembros españoles del Consejo de SEAT decidieoron, no rebelarse, no, sino simplemente solicitar ser informados del conflicto laboral. Bueno, no todos. Hay tres españoles en el Consejo de SEAT. El más importante de todos ellos es Francisco García Sanz, superjefe de compras de toda la multinacional y miembro de su Consejo de Dirección, la cúpula de VW. Es un asalariado de la Corporación, y no se va a jugar el tipo por SEAT, aunque, cómo cambian los tiempos, en su día formara parte del equipo de Iñaki López de Arriortúa, Superlópez.

No, los que han solicitado información, insistimos, sólo información, han sido Juan Miguel Antoñanzas, ex presidente de SEAT y Eduardo Winkels, malagueño hijo de alemán. El resto son alemanes, y a los alemanes no les gustan las discrepancias. Pues bien, Antoñanzas y Winkels se atrevieron a solicitar información y e les comunicó que estaban fuera del Consejo. VW no quiere hacer pública la noticia de forma oficial, porque ahora están pendientes del conflicto laboral y de la resolución de la Generalitat. Sólo si apoyan los despidos y el asunto llega a buen puerto, los dos españoles podrían seguir ligados a la multinacional, y, desde el luego, no como consejeros de SEAT. Su pecado ha sido demasiado grave.

En la cúpula de Volkswagen consideran que el futuro de SEAT es convertirse en la preciada filial de Audi, como diseño de coches deportivos. Para eso, bastaría con un centenar de personas, aunque los más generosos extienden la plantilla potencial hasta 1.000 personas actualmente la plantilla de SEAT roza las 14.000 personas-.

Pero el asunto no acaba aquí. Naturalmente, en la industria auxiliar de la automoción el caso SEAT, ya ante de cerrarse la negociación se ha cobrado sus víctimas. Ya se está reduciendo plantilla en la planta de Bosch primer suministrador de SEAT, en Aranjuez y en Cantabria (Treto) y se ha cerrado la empresa Plásticas Trilla, que ha dejado a 350 trabajadores en la calle.

Es más, SEAT está siendo utilizado como moneda de cambio en la pugna entre los dos pesos pesados de VW: el primer ejecutivo, Bernd Pischetsrieder y el ex primer ejecutivo, y ahora presidente del Comité de Vigilancia, Ferdinand Piëch.

Se da la circunstancia de que la familia de Piëch controla el accionariado de Porsche, que a su vez ha entrado en accionariado de VW y aspira a cerrar su participación en el 22%. Y todo ello en medio de un monumental escándalo que ha llegado a hasta el excanciller Gerard Schröder, en el que se compraban voluntades de sindicalistas a costa de pagarles viajes en avión privado con compañía de prostitutas brasileñas. No olvidemos que el Estado de Baja Sajonia, feudo de la socialdemocracia alemana, y con permiso de Porsche, continúa siendo el accionista clave de Volskwagen.

La final, Pischetsrieder quiere mano de obra checa, Skoda, no española, SEAT, y Piëch le acusan de hacer una política de reducción de costes sin estrategia de crecimiento alguna. Veremos quien gana, pero SEAT parece condenada a la desaparición.

Por cierto, todos los coches oficiales son Audi, y VW ha desplazado a SEAT como principal vendedor de coches en España.