Cuando se contempla Volando voy no cabe sino hacer esta reflexión: Que buen material había y que mal se ha traslado a la pantalla grande

 

Porque la historia real de ese delincuente precoz que fue Juan Carlos Delgado, El Pera, es apasionante y sólo por esa razón la película se aguanta hasta el final, a pesar de contar con un guión muy flojito y una mala dirección (que se aprecia, sobre todo, en la mediocre actuación de la estupenda Mariola Fuentes, que hace lo que puede).

 

A través de un largo flash-back se nos relata la infancia de este niño hiperactivo que, desde los 7 años, sabía conducir coches como todo un piloto de carreras y también robarlosSus padres intentaron alejarle de las malas compañías pero la vida de El Pera sólo cambió cuando llegó a la Ciudad Escuela de los Muchachos y conoció a su alma mater, Tío Alberto.

 

Esta historia real, que se produjo a finales de los años 70, daba mucho de sí pero Albadalejo ha sido incapaz de darle profundidad y dramatismo (un ejemplo: que mal desarrollada está toda la subtrama familiar). En ese contexto, el largometraje hace aguas y es un mero compedio de anécdotas, eso sí, algunas muy bien filmadas (la persecución por las calles de Toledo). En cuanto al capítulo escabroso de la película, la relación pederasta entre El Pera y una joven rozando los treinta años llamada Bego, resulta totalmente increíble de principio a fin tal como está narrada y debido al físico totalmente aniñado del protagonista.

 

Para: Adultos que recuerden la figura de El Pera y no les importe ver una película flojita