Al parecer la imagen de la Iglesia entre los españoles no es la que reflejan los medios. Si no, no se entiende que 9 millones de contribuyentes españoles hayan decidido que el 0,7% de su IRPF, que igualmente tendrían que pagar, vaya a financiar a la Iglesia. No representa mucho en el total del presupuestos de la Iglesia -la mayor aportación viene de las limosnas- pero lo relevante es lo que demuestra.

Digo 'impuesto religioso' porque el contribuyente no paga nada que no tenga que pagar de cualquier modo y porque la asignación tributaria a la Iglesia es la única partida de todo el IRPF en la que el ciudadano puede decidir si una mínima parte del dinero de sus impuestos va a parar a las ONG, a la Iglesia o al propio Estado, que así se decide sobre el 100 por 100 de nuestros gravámenes. Y son 9 millones los que han decidido que a la Iglesia.

Viva el 'impuesto religioso' porque lo ideal sería que se ampliara a un porcentaje mucho mayor, de tal modo que los ciudadanos, que son los accionistas de los impuestos, y no los políticos, decidan cuáles son las prioridades.

Naturalmente, los políticos se rebelan: no quieren que se les escape ni un céntimo de nuestro dinero. Recuerden: el dinero público no existe, sólo el privado. Por eso se niegan. Pero la asignación tributaria de la Iglesia constituye el único impuesto libre que existe en España. Libre, al menos, para decidir dónde va tu dinero.

Por cierto, he leído en un medio no anticlerical que de esta forma los españoles apoyan la labor de la Iglesia con los más necesitados. Sí, así es. Pero también apoyan la labor pastoral de la Iglesia, el catecismo, por decir algo, no solo Cáritas. Y hacen muy bien: es su dinero. La Iglesia no sólo ayuda a los pobres. También evangeliza, entre otras cosas, porque no sólo de pan vive el hombre...

Eulogio López

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