En Hispanidad ya hemos presentado a ese prohombre de la tecnología llamado Antonio Fábregues, propietario de VIMESA. Fábregues usurpó sin ningún título habilitante el canal 56 de Madrid (en analógico) con el único objetivo de revender el espacio a una empresa de televisión, en este caso le tocó pagar el impuesto revolucionario a TMT-Popular TV. Nada extraño aunque radicalmente ilegal. Nada extraño porque todas las empresas editoras, también el gran Polanco y su Localia, se han visto obligadas a pagar a estos piratas por la parte del espectro radioeléctrico del que se habían apropiado.

Fábregues, a través de VIMESA y otras de sus sociedades, Difusión y Ventas, ha venido cobrando a COPE- Popular Tv 30.000 euros al mes por nada: por emitir en una frecuencia de la que se había apoderado a la manera okupa tecnológica. A partir del 1 de junio de 2006 quería cobrar al mes 36.000, porque no hacer nada es muy cansino, como bien dijo Vito Corleone y, en ese momento, es cuando la COPE se planta. Así que Fábregues se dedica a emitir pornografía y brujas en el canal de Popular TV. El caso de VIMESA resulta especialmente hiriente por cuanto además de vender aire -y nunca mejor dicho- su aportación a la sociedad consiste en vender equipos de radiodifusión y televisión. Entre sus mejores clientes se encuentra Radio María, al igual que la cadena COPE, propiedad de la Iglesia.

Pero la novedad más cachondeable consiste en que ahora el amigo Fábregues, inasequible al desaliento, ha amenazado a Popular TV con llevarle a los Tribunales. Y es que no se puede permitir que las víctimas dejen de pagar. Así que D. Antonio, que se confiesa católico de pro, solicita una indemnización por incumplimiento de contrato.

Y también resulta muy cachondeable que determinados medios, especialmente de Internet, hayan caído en la trampa del gran empresario Fábregues, al que presentan como un perseguido ¡por la Iglesia! Y es que hay algunos que se apuntan a un bombardeo con tal de darle una toba al cura.