Sr. Director:
El primer y principal patrimonio del hombre, el mayor don recibido es su capacidad de amar, y es el fundamento sobre el que se asientan los pilares de la humanidad, el matrimonio y la familia.

Toda sociedad sana de cualquier latitud defiende estos principios. Hay sin embargo voluntades muy poderosas que pretenden suplantar este plan de la
madre naturaleza, convirtiendo al hombre en una especie de máquina.

Asistimos con estupor a la aprobación de leyes que van en esta dirección, hacia una sociedad sin sexos, con un nuevo ser humano desprovisto de amor, híbrido que rompa la estructura dual hombre-mujer, una sociedad sin reproducción sexual, sin padre ni
madre, una sociedad confiada únicamente a la ciencia, la biología y la
ingeniería genética.

Existen en el mundo multitud de cosas patrimonio de la humanidad, las cuales, desde el momento de su admisión al "club" gozan del máximo nivel de protección, porque un Bien declarado Patrimonio de la Humanidad es un legado de la comunidad internacional, y su presencia en un determinado país, le exige a éste un incremento de imaginación,
preocupaciones y gastos para conseguir su protección y defensa.

Si al amor humano no se le aplica este nivel de protección, edificaremos una sociedad que –como se dice en construcción- la llevaría a la ruina por graves "vicios ocultos".
Amparo Tos Boix