• Un diálogo que contó con la bendición del Papa Francisco: "Les invito a que se abran unos a otros para ser y hacerse auténticos constructores de paz".
  • Maduro reclamó a la oposición una condena conjunta de la violencia.
  • Mientras, la oposición la advirtió al presidente: "O esto cambia o esto revienta".
  • Quizá la solución sea la propuesta por Lula: un gobierno de coalición. 
En Venezuela, se han reunido el Gobierno y la oposición, lo cual en sí mismo ya es una buena noticia, con independencia del resultado. El país vive una crisis muy grave y todo lo que sea buscar soluciones hablando siempre es bueno. Y, además, Marudo esta cada vez más aislado, sobre todo en el plano internacional.

La reunión, por cierto, contó con la presencia de tres cancilleres de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) y con la bendición del Papa Francisco, que a través de un mensaje leído por el nuncio Aldo Giordano, pidió a ambas partes que se abran, se reconozcan, se respeten y perdonen y que no se detengan ante la "coyuntura de lo conflictivo". "Les invito pues a que no se detengan en la coyuntura de lo conflictivo sino que se abran unos a otros para ser y hacerse auténticos constructores de paz en el centro de cada diálogo sincero está ante todo el reconocimiento y el respeto por el otro", dijo Francisco.

¿Qué crisis sufre el país

Según la oposición, tiene su origen en la situación generada tras las elecciones presidenciales del 14 de abril del pasado año y la negativa a una auditoría de los comicios. A ello se añade la grave crisis económica y la violencia que asola el país.

A partir de ahí, acusaciones y peticiones mutuas, que fueron desde una amnistía para los detenidos, hasta soluciones a los problemas económicos y un rechazo explícito a la violencia.

Desde el Gobierno se pidió a la oposición reconocer los hechos de violencia que se han generado en muchas de las protestas que se han producido desde el pasado 12 de febrero y que hasta hoy han ocasionado unos 40 muertos y cientos de heridos. Por ello, el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro (en la imagen junto a Capriles), reclamó una condena "conjunta" de la violencia. El mandatario venezolano ha instado a buscar "un modelo de coexistencia para que la democracia pueda fortalecerse y pueda ser el espacio donde vivan todos" los venezolanos. Palabras bonitas de Maduro, pero obvian el hecho de que una gran parte de la responsabilidad en la violencia la tiene él, al ordenar la represión indiscriminada de los opositores.

Por su parte, desde el bloque opositor -encabezado por el secretario ejecutivo de la MUD, Ramón Guillermo Aveledo, y el líder opositor Henrique Capriles- se pidió que el Gobierno dialogue con los estudiantes y trabajadores, y propuso una agenda de reuniones semanales para ir abordando diferentes demandas incluidas en las protestas como los detenidos, la inseguridad, la economía, etc. Además, presentaron un proyecto de Ley de Amnistía para propiciar la liberación de los alcaldes opositores Enzo Scarano y Daniel Ceballos, del dirigente opositor Leopoldo López y de Iván Simonovis.

Capriles denunció que "Venezuela está muy mal". Y añadió: "La realidad de nuestro país es que mataron 25.000 venezolanos el año pasado. Son principalmente pobres. A este país se lo está tragando la violencia, la inseguridad, la criminalidad". "A la inseguridad sumémosle todos los problemas económicos. El país divido es lo que tenemos que dejar atrás. Ese país dividido es insostenible. Hay que buscar la forma de tratar de que este país se una".

Pero, según informa Infobae, Henrique Capriles le advirtió a Maduro: "O esto cambia o esto revienta; espero que esto cambie".

Quizá la solución sea la ofrecida por el expresidente brasileño, Lula da Silva: un Gobierno de concentración.

José Ángel Gutiérrez
joseangel@hispanidad.com