Escoger entre Nicolás Maduro y Henrique Capriles (en la imagen) es como elegir entre la horca y la silla eléctrica. Por eso, quizás, el asunto ha terminado en tablas. Yo no prefiero a ninguno de los dos.

Maduro es un boliviariano ligeramente neurasténico al que se le aparece el pajarito fantasma del comandante, que ha venido por la mínima sin acordarse de casi el 540% del país que no quiere. Y con la sombra de fraude, naturalmente, con un jefe militar empeñado en "hacer cumplir" los resultados prefabricados. Maduro es, además, el seguidor de un santón hindú peligroso, seguidor de un Chávez que habla del 'Jesusito revolucionario'.

Enfrente, Henrique Capriles, un tipo moderno, de los que gustan en Europa: abortistas, homosexualistas, vamos, todo un liberal. Eso sí, envuelto en la misma bandera nacional que Chávez y Maduro.

No vendría mal un cierto cambio en Venezuela tras el impresentable Chávez. Ahora bien, ¿un cambio hacia Capriles Mire usted, yo no apostaría por ello. Unos eurillos, no más.

Eulogio López

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