Sr. Director:

Cuando hace unos años los católicos nos encontrábamos tranquilos frecuentando la misa los domingos, recibiendo clases de religión en la escuela y observando a nuestros padres rezar el rosario en la iglesia, no se preveía la oleada contra nuestra fe.

Con el gobierno socialista de los ochenta, ya se atisbó lo que en un futuro significaría una cruzada contra la religión y la fe católica. Ahora, con el actual gobierno parece que todo se vuelca contra la Iglesia, contra los católicos; y, al fin y al cabo, contra el mismo hombre.

Además de las menciones de acabar con la religión de una manera sutil y solapada, del desprestigio de la familia y la facilidad de jugar con la misma vida humana desde su concepción, nos quieren imponer un laicismo violento y destructor de conciencias, muy lejano del verdadero valor moral y del auténtico humanismo. Y así, el Ministerio de Educación está reuniendo a una serie de instituciones para tratar los contenidos de Educación para la Ciudadanía, que será obligatoria y evaluable para toda clase de centros educativos, en Primaria, Secundaria y Bachillerato, sin tener en cuenta a profesores y padres de familia. Parece ser que, aunque los contenidos no están totalmente elaborados, seguramente reflejarán la ideología del actual gobiern educación heterosexual, anticoncepción, clonación humana, ateismo ya podemos echarnos a temblar:

Las voces de otros partidos de izquierdas, con su arsenal económico e ideológico, no sólo apoyan las decisiones del gobierno. El grupo parlamentario de Izquierda Unida-Los Verdes ha solicitado una reforma de ley que acelere los trámites para apostatar la fe católica.

Católico significa persecución, ir contra corriente, arriesgar fama y dinero, evangelizar en la puerta de casa con nuestro testimonio y defender al mismo hombre. Ahora vale la pena ser católico, porque no podemos seguir echados en la poltrona de la rutina. Debemos pensar en el futuro de nuestra juventud y de nuestra España.

Samuel Sanabria

ssanabria@cibert.es