Se lo decía el miembro de los servicios secretos al fiscal encarnado por Kevin Costner: Usted tiene un caso. Un caso judicial se entiende, un sumario, y con un sumario se pueden hacer maravillas en el siglo XXI. La razón es muy simple: como vivimos en tiempos de progresismo relativista, es decir, medio lelo, la única verdad posible, el único dogma aceptable, el único principio inquebrantable... es una sentencia judicial. Los gritones del Mayo Francés inventaron aquello de todo es opinable, a lo que la gente sensata respondió que si todo es opinable ya hay algo que no lo es: precisamente que toda sea opinable. Pero en 2009 la progresía, como no podía ser de tal forma, ha evolucionado, y ahora resulta que los fallos judiciales tampoco son opinables, son dogmas de fe y tautologías de razón. No se opina ni sobre las esencias ni, mucho menos, sobre los jueces. Los jueces son siempre ecuánimes y nunca se guían por prejuicios ideológicos.

Por tanto, todo político o editor desaprensivo busca lo mismo que los Costner: un caso, un sumario. Y si no lo hay, pues se lo inventa.

Dos ejemplos: Caso Gürtel (con diéresis sajona, porque lo hipócrita siempre concilia con lo hortera) y Caso Tabacalera. Empecemos por éste último. Sentencia de la Audiencia madrileña sobre el presidente de Telefónica, César Alierta. En pocas palabras, Alierta sí cometió delito de uso de información privilegiada pero como ha prescrito no podemos condenarle. El diario El Mundo asegura que el tribunal le ha dado la razón, y se atribuye la autoría de la denuncia. Y así es. El Mundo denunció, pero oculta el nombre clave de todo el follón. Los periodistas no ponen demandas, las utilizan, el director de El Mundo, Pedro J. Ramírez, no que nombrado jefe de Admira, el grupo de medios de Telefónica, así que comenzó la cacería contra Alierta. Utilizó a una desconocida asociación valenciana de accionistas, AUGE a la que no se menciona en el diario por puro despiste- y al estrafalario abogado valenciano José Luis Davó, que fue quien interpuso una demanda contra César Alierta y su sobrino, Luis Javier Placer. El propio Davó, fue grabado en una entrevista publicada en el semanario Época, afirmando baladronadas como que el asunto se arreglaría entre Alierta y él cuando pusiera encima de la mesa equis dinero y aludiendo a su amistad con un director adjunto de El Mundo. La cinta llegó a los tribunales pero estos no lo consideraron, vaya usted a saber el porqué.

Pasemos del periódico progre de derechas, El Mundo, al periódico progre de izquierda. Diario El País. Una de las grandes mentiras de la propaganda del PSOE consiste en asegurar que el presidente del Gobierno, Rodríguez Zapatero, mantenía malas relaciones con el grupo PRISA. Es para reír. El País, esta siendo salvado de la quiebra gracias a la presión de La Moncloa sobre los acreedores y a los favores gubernamentales. Si PRISA fuera una empresa agrícola o metalúrgica ya estaría en concurso de acreedores.

Y el país paga los favores y, sobre todo, el trato de favor. Junto a jueces de toda solvencia, El País ha lanzado, primero el caso de los espías madrileños, donde todavía no me ha quedado claro quién espiaba a quién. Luego vino el caso Gürtel, con el que parece haber tenido más éxito. El titular de portada del lunes 20 merece distinción aparte. Ojo al dato: La caja B de Correa anotó 90.000 euros para el ex secretario de Aznar. Subtítulo: Antonio Cámara trabajó varios meses para una de las sociedades de la trama corrupta tras abandonar el ex presidente La Moncloa.

¿Y qué? Me dan ganas a mí, que, como ya he explicado muchas veces, brindaré con cava el día en que el PP se escuerne.

Pero es igual. El País y El Mundo son dos genios en la utilización de los sumarios. Y si no los tienen, se los fabrican. Los jueces, por su parte, lo admiten todo a trámite, y en cuanto estás jurídicamente imputado estás mediáticamente condenado. Ésta es la cuestión, El pueblo no lee las sentencias, entre otras cosas porque el pueblo tiene buen gusto.

Es la utilización espuria e hipócrita de la justicia por políticos y editores y la utilización espuria e hipócrita de los medios por parte de jueces y fiscales sin escrúpulos o sencillamente sectarios.

¿A que me nacionalizo congoleño?

Eulogio López

euloigo@hispanidad.com