Sr. Director:

Las consecuencias personales, familiares y sociales de practicar una moral subjetiva, relativista y carente de normas objetivas (Dios es el único que dicta lo que es bueno o malo) saltan a la vista en las conductas diarias.

Es el caso, denunciado en algunos medios, del rey de los abortistas catalanes, el doctor Carlos Morín, que en una clínica barcelonesa ha sido grabado con cámara oculta por la TV danesa, y que, por 4.000 euros, se disponía a asesinar al hijo de 30 semanas de la madre periodista.

Todas las barreras de conciencia, legales e institucionales, se las saltó a la torera como meros requisitos burocráticos en su lucrativo negocio. La razón aludida por el doctor asesino, cogido in fraganti, con la que explicaba su proceder fue: Usted tiene su moral y yo la mía.

He aquí la justificación con que tratan de acallar su conciencia o lo que les queda de ella, de todos aquellos que matan, roban, mienten, adulteran, se corrompen etcétera, en su vida depravada. ¡Lástima que esta razón no les servirá de nada el día de su muerte!

Miguel Rivilla San Martín

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