Los fondos comunitarios se acaban. También para los planes de formación de desempleados, esos programas desarrollados a pachas entre patronal y sindicatos y que han permitido -en la práctica- mantener las estructuras de estas organizaciones sociales, además de unas cuantas decenas de nóminas.

Pero los fondos se acaban. La mala negociación de las perspectivas financieras hace que nuestro país sea el paganini de los costes de la ampliación al Este. Y la inercia existe. Así que desde la Unión Sindical Obrera (USO) se considera las dos principales centrales sindicales "harán lo que sea" para mantener esos fondos. Entre "lo que sea", incluyen la firma del recorte del coste del despido que prepara el gobierno.

Para el catedrático de Estructura Económica, Ramón Tamames, ese recorte es lógico, porque es necesario converger hacia los 20 días de media de la Unión Europea. Desde USO, su Secretario de Acción Sindical, José Guía, se muestra partidario a converger en costes de despido si existe una convergencia paralela en salarios. O sea, que no está por la labor. Lo que pasa es que USO no forma parte ni de la mesa negociadora ni de los fondos del Forcem.