El sindicato USO está a un paso de llevar a los tribunales a la Universidad Europea de Madrid por persecución sindical. Para ser exactos no es una persecución. Simplemente, el comité de Empresa del centro universitario privado ubicado en las afueras de Madrid, está siendo tentado para que se marche. Para ser exactos, la dirección se ha dirigido explícitamente, a uno de ellos, para ofrecerle una indemnización de 45 días por año trabajado (el máximo legal que ofrecería cualquier juez en España en caso de despido improcedente). No es que el Comité sea de USO, pero este sindicato es el que ha apadrinado a los independientes que lo forman y que ganaron las pasadas elecciones del personal laboral.

Según la legislación española, un comité es intocable hasta un año después de finalizar su manato, lo que ocurrirá en 2007. Sin embargo, aquí no se trata de despido, sino de tentar con la zanahoria de una indemnización porque, de otra forma a lo mejor cuando podamos echarte no dispondrás de una indemnización tan generosa.

El Centro de Estudios Europeos es el prototipo de universidad privada. Su matriz, el grupo Laureate International Universities, es una verdadera multinacional norteamericana, que cotiza en bolsa y está pendiente, antes que de su alumnos, de su Business Plan. No tiene otro ideario que su cuenta de resultados, y no en vano, en España es dirigida por Miguel Carmelo, procedente del fabricante de jabones Henkel. Su ideario se describe muy bien con su actuación: se negó en redondo a establecer un departamento de Pastoral Universitaria (la pastoral no genera fondos) y se empeñó en crear la Primera Asociación Universitaria de Gays y Lesbianas, señal evidente de que el asunto tenía expectativas de negocio. Pero unos cuantos profesores integristas se negaron a aquella bufonada y paralizaron el proyecto.

En esas llega un Comité de Empresa poco amigo de la dirección y comienza a hablar de que se está descuidando la disciplina académica y de que la calidad desciende cuando se obliga a los profesores a dar más clases y llevar más actividad por un mismo sueldo. Además, con esos parámetros no hay manera de especializarse.

Es entonces cuando viene el acoso. Uno de los sistemas preferidos de las direcciones de universidad privadas para expulsar al docente molesto son las encuestas del alumnado, que se guardan celosamente, sobe todo las críticas, por si pudieran ser utilizadas en el momento del despido.

En USO consideran que probablemente estas prácticas no constituyen delito contra la libertad sindical, pero pueden ser objeto de un expediente administrativo por atentar contra la libertad de cátedra y presionar a los representantes de los trabajadores.

Por cierto, llueve sobre mojado, dado que la Europea de Madrid tiene encima dos sentencias firmes por sendos despidos de dos embarazadas. Los tribunales consideraron, no ya improcedentes, sino nulos, con exigencia de readmisión, ambos casos.

Y es que la universidad puede ser un negocio, pero necesita ser algo más.