La morosidad en América Central no es que esté disparada, sino que es práctica habitual en varios estratos sociales. Al menos un 30% de los nicaragüenses no pagan la electricidad que consumen. Y lo peor: tampoco la pagaron sus padres ni los padres de sus padres. Sencillamente, no hay cultura de pagar por la luz, se tira un cable y san-se-acabó. Por eso algunos afirman que la Unión Fenosa, que se hizo con la privatización de la electricidad nicaragüense- es la mayor ONG del país.

Pero claro, las empresas no son ONG. Y estas tasas de mora, recortan los márgenes de beneficios y el espacio para invertir. Así que la compañía ha optado por no invertir más en el país. En paralelo, el consumo -como en el resto del mundo- sigue creciendo, pero las inversiones permanecen congeladas. Y eso provoca los consiguientes apagones.

Así que Nicaragua ha amenazado a Fenosa con retirar la concesión si persisten los apagones. Una situación que el gobierno nicaragüense sabe injusta. ¿Será Fenosa la pagana de una batalla diplomática que ha pillado a España con el pie cambiado?