Íñigo Oriol, presidente de la patronal eléctrica española recuerda que las eléctricas europeas quieren un acceso más barato al crédito por ser públicas. UNESA defiende el carbón y la energía nuclear, a pesar del ventoso ejercicio 2005. La era de las materias primas baratas se ha terminado

Algo va a cambiar en el sector eléctrico español cuando en la semana que ahora comienza Iñigo Oriol se retire de la presidencia de Iberdrola y sea sustituido por Ignacio S. Galán. Dos personalidades muy distintas con muy distintas estrategias de negocio. Por de pronto, Oriol se muestra mucho más crítico con el Gobierno socialista que Sánchez Galán, aunque, eso sí, secunda al Ejecutivo Zapatero cuando se trata de defender la calidad de las eléctricas españolas frente a sus competidoras europeas, por ejemplo, E.ON.

El informe anual de UNESA ha servido para que su presidente se despache a gusto contra la reciente cumbre de jefes de gobierno de la Unión Europea (UE). Ante la falta de desacuerdo en todo el continente provocada por las opas de Gas Natural y E.ON, los Jefes de Estado y de Gobierno de la UE decidieron fechar la liberalización del gas y la electricidad para el próximo año. Sin embargo, Oriol ya ha aclarado que no seré yo quien critique las decisiones de los Jefes de Estado y de Gobierno, pero el mercado único europeo solo será posible cuando haya simetría. Ahora no la hay. Habrá un mercado único cuando en Huelva se pueda comprar energía procedente de Hamburgo. Pero pasando de la macro a la micro Oriol aclara que el carácter publico de la inmensa mayoría de las eléctricas europeas les permite un acceso al crédito más baratoEn un sector con un apalancamiento de entre un 50 y un 60%... no hay simetría.

Su defensa de las empresas españolas era al mismo tiempo una respuesta a las criticas formuladas por el presidente de E.ON, Wulf Bernotat. Oriol defiende que la calidad en el servicio del sector español es comparable o superior al europeo. Y por si no había quedado claro, la patronal UNESA ha publicado un cuadro en el que se muestra que los precios de la energía en España son bien baratos si los comparamos con la Europa de los 25 y casualmente la tarifa más cara es la que pagan los alemanes.

No sólo eso, Oriol se despide de la presidencia de Iberdrola con una defensa del carbón y la energía nuclear. Respecto al carbón, baste con decir que ha salvado el suministro en 2005. De toda la energía producida en ese año, corresponde al carbón un 27,9%, seguido del gas natural (25,9%), la nuclear (19,6%), las renovables, donde hay que englobar tanto la eólica como las minicentrales hidráulicas, la biomasa, etc. (18%) y la procedente del petróleo (8,6%).

Y así, mientras Galán canta las maravillas de la energía eólica (la primera empresa del mundo es Iberdrola) y brama contra las energías sucias, en línea con la política del Gobierno, Oriol no sólo recuerda la importancia del contaminante carbón, sino que postula la energía nuclear. Entiéndase: como presidente de Iberdrola, no puede promover las centrales nucleares, pero se ha encargado de recordarnos que países como EE.UU, Reino Unido o Suiza preparan la potenciación de este tipo de energía al tiempo que estados emergentes como China o India están desarrollando reactores nucleares en sus territorios.

Y como guinda de la tarta, Oriol aclara que la era de las materias primas baratas ha terminado, sobre todo por la proliferación de conflictos en los países productores y por el conflicto de civilizaciones entre Oriente y Occidente o, lo que es lo mismo, entre productores y consumidores.

Todo ello resumido en una frase que no hará las delicias de su sucesor en Iberdrola: Las energías tradicionales son las que aportan seguridad de suministro y estabilidad al sistema.

Todo el mundo sabe que la OPA de GN rompió la patronal UNESA. La gente de Manuel Pizarro no acude allá donde vaya Iberdrola. Pero el espectáculo debe continuar. Por ello, el vicepresidente de la patronal, Pedro Rivero, insiste en que el problema mas agrave al que se enfrenta el sector no son las opas, sino el déficit de tarifa. El reciente Real Decreto del ministro de industria, Jose Montilla, no ha puesto orden en un déficit creciente por el que España vive en una especie de espejismo : el consumidor eléctrico paga poco por la luz que consume en su recibo mensual. Tan poco que no cubre el coste de producción. Sin embargo, está pagando esa misma luz por otra vía: a través de los impuestos con los que se cubre el mencionado déficit.