Las reformas fallidas, al igual que los esfuerzos inútiles, conducen a la melancolía. El anteproyecto de reforma laboral que hoy aprueba el Consejo de Ministros es otra reformita que, como asegura Arturo Fernández, presidente de la patronal madrileña CEIM, no va a crear empleo.

Tiene toda la razón pero se queda corto. Lo primero de una reforma económica es que los implicados se la crean. La reforma que planea el Gobierno, por corta de miras no se la cree nadie. Para lo único que sirve es que para que Rubalcaba presuma de que el Gobierno gobierna. Pero con un paro del 20% la gente no quiere titulares, quiere empleo. Es decir, que la reforma no va a resultar poco positiva, sino claramente negativa. No es que no vaya a crear empleo, como asegura Fernández: es que puede crear más paro.

Eulogio López

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