Sr. Director

El día 7 de agosto radiqué una denuncia penal en el Juzgado Correccional Nº 5 a cargo de la Dra. Patricia Guichandut contra la ministro de la Corte Suprema de Justicia, Dra. Carmen Argibay por apología del crimen, dado que se manifestó públicamente a favor del aborto y del consumo de marihuana.

El día 24 de agosto, el diario La Nación publica un artículo firmado por el director del SEDRONAR titulado La Argentina y las drogas: del tránsito al consumo, en una forma tímida de salir al cruce a la creciente campaña de legalizar el consumo de drogas.

Pongo como ejemplos: que la Justicia absolviera a un señor que invitó a fumar un porrito en un festival de rock; el de un camarista que opinó no condenar a un tenedor de cocaína; las recientes declaraciones escandalosas de la Dra. Argibay; un proyecto presentado por la senadora Conti; un programa de Radio Municipal en que, descaradamente, el conductor defendía la liberalización del consumo de marihuana; un muy conocido periodista de radio y televisión que mostró ante las cámaras cómo en un famoso centro musical se obsequiaba a los jóvenes con un folleto muy bien impreso que les enseñaba cómo se cultiva y consume la marihuana.

El consumo de drogas está destruyendo a la República, en especial a la juventud.

La ola de violencia que vemos a diario está potenciada por el consumo de drogas, ya sea en las calles, estadios o cárceles.

Pongo como ejemplos tres hechos paradigmáticos: el asesino del hijo del ingeniero Blumberg estaba drogado; el que mató a un colega oculista, hace pocos días, lo mismo y la causa fundamental de CROMAÑON fue el consumo de drogas, potenciado por el NARCOROCK; al momento de encender la bengala fatal, el conjunto Callejeros ejecutaba la canción Prohibido de elogio a la marihuana.

La droga y solamente la droga (llámese cocaína, marihuana o éxtasis) puede provocar semejante alteración de la personalidad para matar, violar, o encender una bengala asesina y no el consumo de ansiolíticos como dice el SEDRONAR.

Tengo la convicción que la mitad de los hechos de sangre que se producen a diario se reducirían drásticamente si se terminara con la venta de esta inmundicia.

El narcotráfico, esa forma de subversión silenciosa, se adueñó desde hace tiempo de la República.

Los Servicios de Inteligencia de lucha contra este flagelo están infiltrados. Esto lo denunció una valiente juez de Santa Fe, que tiene que andar con un chaleco antibalas.

Una mano canalla disolvió la brigada de fondeo de la Aduana para permitir el ingreso de droga a los puertos.

Otra mano desde la sombra impide a la Fuerza Aérea derribar los aviones que violan nuestro espacio aéreo, con su carga letal, y le traban tener los radares que necesitan.

Ingresan a la Capital una tonelada de cocaína por semana, y por mes, 30.000 kg. de marihuana desde Juan Caballero (Paraguay).

El Sr. Arslanián expresó que sabe dónde revenden la droga en la Provincia de Buenos Aires, pero no actúa. ¿Qué mano poderosa lo frena?

No hay barrio de la Capital y del Conurbano en que no se expenda a la vista droga: el delivery es escandaloso.

No he escuchado a ningún candidato a las próximas elecciones referirse al tema.
Parece ser que para estos compatriotas la droga pasó así a ser parte de la canasta familiar.

Invito al director del SEDRONAR y a la Dra. Argibay a hablar con las heroicas madres de Ciudad oculta, que denunciaron, marcando con un dedo, las casas de los asesinos que les venden el PORRO o el PACO que matan a sus hijos y a las autoridades cómplices que los apañan; yo los acompaño.

Norberto Casais

ncasais@gmail.com