Hoy lunes 15 de marzo se lanza una campaña de publicidad, en defensa de la vida, emitida por la Conferencia Episcopal Española bajo el eslogan ¡Es mi vida! Está en tus manos. Empleará como soporte fundamental la publicidad exterior y la publicidad directa.

 

Esta ley del aborto, tan injusta, debe ser derogada cuanto antes, ha aseverado Antonio Martínez Camino, portavoz de la CEE, en la presentación de la campaña.

Por otra parte, el nefasto Borrador de Estrategia Nacional de Salud Reproductiva, preparado por el Ministerio de Sanidad, respalda esta nueva ley asesina. Entre otras atrocidades asevera que: se tiene el derecho a tener prácticas sexuales no reproductivas. Aboga por un concepto positivo de la salud sexual que encierra el bienestar, la satisfacción y el placer, dejando de lado la concepción de la sexualidad ligada a la represión, el miedo y lo moralmente bueno o malo.

El goce carnal debe ser perseguido como un fin en sí mismo; su condicionamiento al enlace matrimonial es castrante y culpabilizador. El mito del instinto maternal, supuestamente natural e intrínseco, predestina a las mujeres a ser madres para que se dediquen al cuidado de las criaturas. Por último, los chiquillos tienen derechos sexuales: las personas viven su sexualidad desde que nacen hasta que mueren. Es precisa una formación sexual integral desde la infancia: las mujeres y los hombres podrán decidir con autonomía sobre su vida sexual, desde la niñez hasta la vejez.

Estos errores, contemplados en la nueva ley del aborto, llevan a eliminar al ser humano. Un ser débil, indefenso e inocente.

Benedicto XVI, dijo: El amor de Dios no hace distinciones entre el ser humano recién concebido, y que se encuentra en el seno materno, y el niño, el joven, el hombre maduro o el anciano, porque en cada uno de ellos ve la huella de la propia imagen y semejanza.

El ser humano debe ser respetado y tratado como persona desde el instante de su concepción y, por eso, a partir de ese mismo momento se le deben reconocer los derechos de la persona, principalmente, el derecho inviolable de todo ser humano inocente a la vida, señala la Encíclica Evangelium vitae.

Clemente Ferrer 

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