No hay día en el que, por razones de trabajo, no tenga que hablar con un político, un banquero, un empresario o un 'comunicólogo'. Gajes del oficio. Y cada vez oigo más la misma proposición, expresada de una u otra forma: este país cada vez va peor.

-¿Por qué, pregunto.

-Pues porque todo el mundo está enfrentado con todo el mundo.

El ejemplo del ébola es muy recurrente estos días, pero no deja de ser uno más y cuando pase la actual psicosis nacional del virus será otro:

-En lugar de colaborar juntos, todo se utiliza como arma política. Necesitamos que alguien imponga el buen sentido para poder volver a empezar.El odio es mayor que en el 36. Es una guerra de "todos contra todos"

Cierto. Lo que ocurre en España es como una enfermedad de la que se conocen los síntomas pero no el origen y, por tanto, no la terapia.

Yo a eso le llamo cainismo y guerracivilismo. No declarado pero sí latente… y cada vez más declarado. Lo expreso con palabra de una revelación privada de Santa María a la madrileña Marga, acerca de la situación de España:  

"No es una guerra propiamente dicha, de unos contra otros sino de todos contra todos, es un caos de la sociedad. Es también un caos de la naturaleza y sus elementos de la Iglesia y sus basamentos. Es una confusión, la ruina máxima".

Y todo esto porque "el odio es mayor que en el 36, porque de donde se expulsaron siete demonios, si no se está atento, vienen invadirlo siete más. Es más cruento y mayor el odio porque hay demonios viviendo entre vosotros. No son sólo hombres. Observa los conatos de violencia imposibles de controlar".

Eso, conatos de violencia imposibles de controlar. El reflejo fiel de la España actual.

Una guerra de todos contra todos, que sólo se remediará si volvemos a Cristo. Lo que, en laico, llamaríamos recuperar los valores. Sí, porque ese mismo interlocutor, en este caso periodista y directivo, antaño famoso comunicador en un gran canal de televisión, en alusión al caso de familias rotas, concluía lo siguiente:

-Te pareceré muy conservador pero los dramas siempre empiezan por lo mismo, por un fallo afectivo.

Con lo de "fallo afectivo" se refería a otro ex famoso periodista, otro triunfador, que se separó de su mujer y cayó en la depresión, y así, mi interlocutor concluía:

-Sí, te pareceré muy conservador pero si te comprometes con una mujer no puedes engañarla, no puedes olvidarte de lo más importante, o todo lo demás se hunde.

-O sea, que el amor es para toda la vida o no es amor.

-Sí, supongo que es eso, me responde como el hombre que tiene claro lo que hay que hacer aunque no tan claro por qué hay que hacer lo que hay que hacer.

Pero no lo duden: el análisis empieza a resultar demasiado coincidente como para negarlo.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com