Sr. Director:
Con el nombramiento del saharaui Ahmed Ul Suilem como nuevo embajador en España, el régimen marroquí dice claramente cuál quiere que sea el núcleo central de sus relaciones con nuestro país, notoriamente sin tener en cuenta la sensibilidad de la sociedad española ni los equilibrios del Gobierno socialista por minimizar el desencuentro diplomático.

Supongo que Rodríguez Zapatero es consciente de cuánto daño le ha causado una gestión complaciente con Marruecos en el tema del Sáhara, pero desde Rabat no están dispuestos a ayudarle a reconciliarse, no ya con la mayoría de los españoles sino con una parte importante de sus votantes. El nombramiento es una bofetada más en la mejilla de ZP y en la de Pérez Rubalcaba.
Suso do Madrid