Como hemos dicho anteriormente, lo que es cierto es que si la fusión se lleva a efecto se producirá una reconversión acelerada de todo el sistema energético español, forzada por razones técnicas, pero también por razones políticas. Así, ya se habla de que GN-Endesa-Agbar conformaría la gran empresa de utilities catalana. Pero a los nacionalistas vascos les ha entrado la envidia, el temible monstruo de los ojos verdes. Por ejemplo, el PNV empieza a recordar que una de las piezas que conformaron la actual Repsol YPF era la petrolera vasca Petronor. Y ya puestos, el nacionalismo vascongado también recuerda que Iberdrola es una empresa de origen vasco (hasta cierto punto, la verdad es que es una mezcla de Iberduero e Idroeléctrica Española). Además, la caja bilbaína BBK es el principal accionista de la actual Iberdrola, y detrás de esta figuraría el también vasco, o ex vasco, Banco Bilbao Vizcaya Argentaria (BBVA). En otras palabras, estaríamos hablando de que si Gas Natural absorbe a Endesa, Iberdrola podría fusionarse o bien con Petronor (que todavía no tiene personalidad jurídica) o bien con Repsol YPF, empresa que, de repente, se "euskaldinizaría".

 

Y ya puestos a repartir empresas entre los nacionalismos, también se habla en la "city" madrileña de la espléndida fusión que podría realizarse entre Unión Fenosa (de origen gallego) y la portuguesa EDP. Y de todo este organigrama nacionalista éste sería el apartado más rocambolesco y absurdo de todos, porque el resultante de una fusión entre EDP y Fenosa no sería una compañía ni portuguesa ni española, sino que acabaría en las manos de los italianos de ENI y ENEL.

 

Es igual, todo sea por el talante integrador.