Luis Pedroche director de la Agencia Tributaria, se personaba días atrás ante los medios para advertir lo bien que marchaba la lucha contra el fraude fiscal en España. La verdad es que nadie se lo cree, dado que el fraude fiscal actual tiene más que ver con la movilidad de capitales, la omnipresencia de operativas a través de paraísos fiscales y con el IVA que con cualquier otra cosa. Es igual, se trata de vender un éxito político y ya está.

La verdad es que el equipo de Hacienda, formado por Pedro Solbes ha logrado superar las cotas de sectarismo del periodo Borrell. Por ejemplo, una de las cuestiones más curiosas de la actual Agencia es que Pedroche no es inspector fiscal, sino interventor. Antes de que Borrell procediera a una unificación curiosa, las oposiciones se dividían en cuatro especialidades: inspectores de Hacienda, de Aduanas, Seguros e Intervención. Los inspectores se negaron, por lo que Borrell, genio y figura, optó por una solución brillante: unificó las pruebas pero permitió que los que obtenían mejores resultados eligieran Hacienda, y de ahí hacia abajo.

Sin embargo, vaya usted a saber por qué, el ex vicepresidente económico del PP, Rodrigo Rato, decidió un buen día utilizar los Presupuestos Generales del Estado (sí, como suena) para convertir a tres interventores, ambos con la rosa en el puño, en inspectores de Hacienda Uno de ellos era Luis Pedroche, a quien la política otorgó lo que las oposiciones negaron. Pero ojo, la política del vecino.

Los defraudadores tiemblan.