Para mí, ha resultado el gran 'descubrimiento'. Hasta ahora había creído, ingenuo que es uno, que el pucelano Juan Ponce de León, había descubierto la península de Florida y con ello comenzaba la epopeya española en los actuales Estados Unidos. Lo cual no habría estado mal porque, si España hubiera continuado por aquellos predios, y al igual que ocurrió en México, Centro y Sudamérica, las razas aborígenes no habrían desaparecido sino que se habrían mezclado con la de los recién llegados para crear una raza mestiza, la hispana.

No, en los países de colonización calvinista y anglosajona no hubo mestizaje: simplemente los europeos sustituyeron a los indígenas por la vía del exterminio o de la reducción al gueto.

Sea como fuere, Su Alteza Real, Felipe de Borbón, acudió a celebrar el quingentésimo aniversario del descubrimiento de la Florida. Había interés por conocer el enfoque que un heredero tan progresista como el que nos ocupa daría a la efeméride. Y entonces nuestro futuro monarca se lanzó en tromba políticamente correcta. Nos anunció que lo que había descubierto el amigo Ponce era "la Florida a ojos europeos".

Porque claro, la feroz naturaleza de aquel nido de cocodrilos ya había sido descubierta antes, nada menos que por los floridanos. Con taparrabos, sí, pero pioneros, porque ya estaban allí cuando llegó el de Valladolid. Por cierto, para festejar el primigenio descubrimiento de lo del taparrabos, doña Letizia, futura reina de España, lució un tapaespaldas (en la imagen), armónicamente conjuntado con el discurso de su esposo.

Porque claro, hablar del descubrimiento de La Florida a los ojos europeos es como festejar el descubrimiento de América por parte de un tal Cristóbal "a los ojos de los hermanos Pinzón".

En cualquier caso, Alteza, mi más sincera enhorabuena. SAR ha superado el ya caduco concepto progre de 1992, del 'encuentro de dos mundos', con una proposición mucho más vanguardista, que tal parece extraída de una guía turística: "a los ojos de los europeos". Sus casi ancestros, Isabel de Castilla y Fernando de Aragón, estarán orgullosos de tan filosófico logro. Y los hermanos Pinzón también.

A fin de cuentas, los Pinzones eran unos marineros que se fueron con Colón que era otro marinero.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com