Un ex ministro señala al Rey como promotor de unos hechos que expresan la preocupación del jefe del Estado por la política disgregadora del Gobierno Zapatero. La duda es si Bono estaba con o contra. Entre los entendidos, llama la atención lo escaso de la sanción a Mena Aguado. De la Vega a Hispanidad: Quien relacione el cese de Mena con la negociación del Estatut es un irresponsable

Tal cual nos lo cuenta un general en activo del Ejército español así se lo contamos. La trascripción no es literal, dado que no había grabadora ni el interlocutor lo permitía: Lo del teniente general Mena Aguado ha ido como un 23-F en miniatura. Los hechos. Mena es socialista, sí socialista, masón y uno de los militares más próximos a la Casa Real, de total confianza del Rey. Sorprende la que se ha armado, en apenas unas horas, por un discurso que no es nada del otro jueves y con ideas que él mismo había desarrollado en anteriores ocasiones sin que ocurriera nada. Si realmente fueran unas declaraciones golpistas, impensables en él, la reacción hubiera sido bien distinta y la sanción mucho más severa. Además, Mena es el prototipo de militar que se prestaría a este tipo de cosas. Todo esto estaba muy cocinado, y no soy el único que lo piensa.

De la misma opinión es nada menos que un ex ministro de Defensa del felipismo, esta vez no en conversación con este diario digital, sino con un grupo de empresarios catalanes, por lo que no podemos asegurar a literalidad del entrecomillad Esto es cosa del Rey. Lo que no tengo del todo claro es si Bono estaba en ello o contra ello, aunque la sanción ha sido mínima y nadie le va a quitar a Mena su pensión. Simplemente, en la Zarzuela han querido darle un toque a Zapatero para que no se rinda ante el nacionalismo catalán, que es lo que está haciendo. Mena es muy capaz de inmolarse si así se lo pide quien corresponde.

Si hemos de hacer caso a una explicación como la anterior que parece más que plausible, deberíamos interpretar que tanto S.M. el Rey como el ministro de Defensa, José Bono, han querido dar un toque de atención al veleidoso Zapatero, tan proclive a jugar con fuego.

Pero cierto, sorprende el mutismo del generalato. La solidaridad con Mena no ha venido de sus pares, sino de militares de menor graduación y de civiles. También curioso. Y no ha dejado de llamar la atención que Mena terminara su famoso discurso de Sevilla con un Viva el Rey, y no Viva España, que hubiera resultado más lógico en la Pascua Militar.

En cualquier caso, si las impresiones del general en activo y del ex ministro son ciertas, el incidente se enmarcaría dentro del habitual pulso que mantienen SM el Rey, el ex presidente del Gobierno Felipe González y, por su cuenta y riesgo, el también ex presidente José Maria Aznar. En pocas cosas coinciden estos tres personajes, especialmente lo dos primeros con el tercero, pero hay una que los identifica y aúna: la convicción de que José Luis Rodríguez Zapatero es un aprendiz de brujo cuya virtud política más acusada no es, precisamente, la prudencia. En concreto, González, como ya hemos explicado desde estas pantallas, ha pasado al enfrentamiento abierto con Zapatero y a la petición a los diputados socialistas andaluces y extremeños de que rompan la disciplina de voto en caso de que Zapatero presenta un Estatut al gusto de ERC, CiU o el mismísimo socialismo catalán.
 
Mientras tanto, el paripé continúa. De forma sorprendente, el cese del teniente general Mena casi había pasado sin pena ni gloria en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros. La vicepresidenta De la Vega había dado una larga retahíla sobre medidas sociales acordadas este viernes por el Gobierno. Al terminar su relato, casi de pasada, informa del cese del teniente coronel Mena y de su paso a la reserva. Curiosamente, ningún periodista sacó el asunto, sin duda más interesados en la manifestación de Batasuna y en la venta de barcos a Venezuela.

Pero no deja de sorprender que la polémica que ha ocupado la atención informativa durante la última semana pase sin pena ni gloria. En el turno de preguntas, este diario formuló a la vicepresidenta varias cuestiones, entre ellas si el cese del teniente general, abría el paso de las negociaciones. La vicepresidenta no contestó. Probablemente porque se olvidó de la cuestión, aunque posteriormente comentó al representante de Hispanidad que quien relacione ambas cuestiones es simplemente un irresponsable.

De esta forma, De la Vega califica de irresponsable a Artur Mas que señaló que el caso Mena no debía de afectar a las negociaciones. Y también a los barones socialistas, que han utilizado el discurso de la Pascua militar para echar agua en el vino estatutario.

Pero sobre todo, De la Vega ha calificado de irresponsable a gran parte de la opinión pública española, entre ellos bastantes socialistas. Porque muchos españoles y también muchos uniformados- sospechan que las palabras de Mena deben interpretarse en la precitada clave de sacrificio personal para frenar la deriva soberanista del Estatut. Pero De la Vega insiste en su tesis: No tiene absolutamente nada que ver. Conste en acta.