Zapatero se ha convencido de que no contará con la ayuda sindical para las generales de 2012. Sobre todo, después de que Toxo haya desarbolado el intento de Méndez de hacer una huelga contra la oposición. Los actos de ambos líderes son coreados por gritos de Zapatero dimisión. Para que la huelga sea un éxito, las dos centrales necesitan paralizar el transporte: han pedido unos servicios mínimos del 25%. Es la única posibilidad  de que la huelga general triunfe. Y no será posible si se cumplen los servicios mínimos. Los dos sindicatos de clase se juegan el ser o no ser en la apuesta. Méndez y Toxo quieren que no haya vuelos internacionales

Es la huelga general de resultado más incierto de toda la democracia. Los dos sindicatos de clase, CCOO y UGT, se juegan el ser o no ser. Por eso, Cándido Méndez y Fernández Toxo se centran en el transporte, que es la pieza clave. Además, es donde el Gobierno tiene una mayor posibilidad de actuación dado que se está hablando de un servicio público. La idea es colocar los servicios mínimos del transporte en el 50% -lo que no será aceptado por los dos centrales, que han pedido, en la mañana del lunes 20, un 25% para trenes de cercanías y metro, trascendentales en ciudades como Madrid y Barcelona.

Por lo demás, CCOO y UGT pretenden paralizar los vuelos internacionales y reducir el transporte interurbano.

Como suele ocurrir, lo habitual es que no se llegue a un acuerdo y el asunto acabe en los tribunales. Pero ese desacuerdo puede provocar que no se cumplan los servicios mínimos y que se produzcan conflictos. El precedente de la huelga de Metro de Madrid, donde se impusieron unos servicios mínimos no respetados por los sindicatos, con el correspondiente caos en Madrid, ha levantado todas las alarmas.  

Pero quizás lo más importante es que Zapatero ya no cuenta con el apoyo sindical, especialmente de UGT, de cara a las elecciones generales de 2012. La brecha abierta es fuerte y además, Fernández Toxo, ha desarbolado el intento de Méndez de hacer una huelga general contra el PP. Los gritos de Zapatero dimisión que acompañan las comparecencias públicas de ambos líderes sindicales, han convencido al presidente del Gobierno de que las bases sindicales, los trabajadores, ya no están con él aún cuando lo estén las cúpulas -lo cual es discutible-.

Por su parte, los dos sindicatos de clase se juegan su ser o no ser. Si no consiguen paralizar el país, los sindicatos llamados temáticos y otras fuerzas, estilo USO, adquirirán nuevo protagonismo. Y eso, sin contar con las subvenciones públicas.

Otrosí: el PSOE ya no sólo está roto entre Zapaterismo y Felipismo, sino entre el partido político y el sindicato hermano, la UGT. Los diputados, senadores y asambleistas del PSOE con origen ugetista -Jesús Membrado, Manuel de la Rocha, Juan Antonio Barrio, Antonio Gutiérrez- se han visto obligados a elegir entre huelga sí o huelga no, esto es, entre partido y sindicato. Y eso, no nos engañemos, traerá cola.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com