Según el secretario de Acción Sindical, Toni Ferrer

 

Las posiciones de UGT siempre han sido muy tímidas cuando de criticar a este Gobierno se trataba. Cuando se escucha a Cándido Méndez da la sensación de que se está escuchando a un secretario de Estado del Ministerio de Trabajo. Una longa manus de una oficina gubernamental responsable de interlocutor con las fuerzas sindicales. Méndez habla de UGT en tercera persona, como si no fuera la encarnación del sindicalismo. No lo es.
En este contexto se entiende que el secretario de Acción Sindical de UGT, Toni Ferrer -mucho más UGT que Cándido Méndez- afirmara en la mañana de este jueves que es "un mandato" la huelga general si se abarata el despido. Vamos que tienen una orden de mandato que viene desde abajo, que no les apetece nada ejecutar, pero que por responsabilidad terminarán cumpliendo. O dicho de otra manera: no podemos aguantar más las presiones de nuestras bases.
El resultado final es una huelga de mínimos. Como para cumplir con el expediente. Como la que se organizó contra la prórroga hasta los 67 años de la edad de jubilación. Es esta la mejor manera de cargarse los sindicatos. Al menos como los hemos conocido en los últimos años: una prolongación del Ministerio de Trabajo enchufados al presupuesto. Otro sindicalismo es posible.
Andrés Velázquez
andres@hispanidad.com