La ministra de Vivienda, Mª Antonia Trujillo, se ha desgañitado tratando de vender a la opinión pública las bondades del Código Técnico de Edificación. Se trata de un tocho de 1.000 páginas organizado en 10 folios que trata de refundir la actual normativa actualizando algunos preceptos preconstitucionales, según Trujillo. O sea, una cosa muy técnica y muy aburrida.

Salvo, eso sí, la obligatoriedad de que toda nueva edificación lleve aparejada una placa solar que tenga capacidad para suministrar entre el 30 y el 70% de la energía requerida. Según Trujillo, en las casas individuales, esos requerimientos supondrán elevar el precio de la edificación en un 0,98% mientras que en los hogares de propiedad horizontal supondrá algo menos del 0,80%.

Pero tranquilos. No es tan caro, porque finalmente el asunto se amortizará por la vía del ahorro energético. A los precios actuales de la energía, dicha inversión se amortizaría en el plazo de cinco años. Además, se producirá generación de empleo y beneficios de todo tipo, que los ciudadanos, como seres con poca sabiduría que somos, no habían terminado de descubrir.

Pero ahí está nuestra amiga de las Kellyfinder para llevarnos a la verdad, la belleza y la bondad: venid aquí, niños, ya veréis como al final será bueno para vosotros. Es la consecuencia de tener en el Gobierno un ejecutivo de corte totalitario

-¿Qué pasa si alguien decide edificar sin las placas solares? Le pregunta hispanidad a la ministra.

- Serán obligatorias; si no, no habrá licencia de obra, responde.

- Vamos, que será sí o sí, insiste este diario

- Exacto, responde la ministra mientras uno de sus asesores lanza una sonrisa picarona.

Estos son los mimbres. Además, se establecerán cerramientos determinados, orientación de la vivienda para ahorro de energía eléctrica, etc. Se trata de cumplir con los requisitos de Bruselas en este sentido y además, ayudar a cumplir con Kyoto e incorporar en algún sitio el plan de dinamización económica y de mejora de la productividad. Todo ello, con el consenso unánime de todas las CC.AA reunidas recientemente en sectorial, según ha detallado la ideóloga de las kellyfinder.

Así que, según De la Vega, tendremos viviendas más seguras, más habitables, más cómodas. Mucho mejor. Menos mal que mamá De la Vega y tía Trujillo cuidan de nosotros. Menos mal que nos han descubierto las bondades de las energías renovables. Por cierto, que la magnánima Trujillo adelanta que las CCAA que quieran podrán ir más allá, aunque también matiza no estar segura si existe margen. Y es que es difícil intervenir con más de 1.000 folios en las características y calidades de edificación. Y un último apunte: El plan es perfectamente compatible con el catalán. ¡Menos mal! Porque sumar un nuevo conflicto a los que ya existen, resultaba difícilmente digerible.