Para el presidente del BBVA, el objetivo es llegar a la Junta del próximo 26 con un 65% de los votos. Días atrás, la situación era muy distinta: FG exigió para marcharse de BBVA 30 millones de euros, el fondo de pensiones e inmunidad. Sacyr insiste en la negociación y en la baza de Goirigolzarri como presidente.

Francisco González considera que ha vencido en la batalla contra la constructora Sacyr. La chapuza de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) y de la propia Cadena SER, del Grupo Polanco, demostraron a toda la City financiera que el asalto de Sacyr era una operación política planificada desde el Palacio de La Moncloa para acabar con un presidente nombrado por el Partido Popular.

El próximo objetivo de FG consiste en llegar a la Junta de Accionistas del próximo 26 de febrero con la representación del 65% de los votos, lo que en buena parte dependerá del apoyo de los fondos de inversiones extranjeros. Es más, si hemos de hacer caso de sus propias confesiones, su victoria le costaría el puesto a su gran enemigo : el secretario de Estado y asesor económico de Zapatero, Miguel Sebastián.

Y es cierto que el Gobierno ha hecho las cosas muy mal, pero también lo es que Zapatero está convencido de que necesita su propia Rumasa, es decir, un golpe de mano que envíe a la clase empresarial el siguiente mensaje: Aquí mando yo. Por tanto, aunque FG consiga ganar esta batalla, lo cierto es que el Gobierno seguirá apuntando todas sus baterías contra Francisco González.

La verdad sea dicha, a Francisco González no le apetece mucho abandonar la Presidencia del BBVA. Precisamente ahora, en que había llegado a la escala social más elevada, donde procede abandonar el golf por la caza. Eso es precisamente lo que ha hecho. Es más, ha comprado a sus guardaespaldas pantalones de pana y sombreros con pluma y les utiliza como ojeadores en sus aventuras cinegéticas.

Y es que hay dos profesiones que trabajan mucho con el presidente del BBVA. Unos son los guardaespaldas, a quienes obliga a correr con él por el parque Santa Casilda de Bilbao porque hay que mantenerse en forma.  Los otros son los camareros. Por ejemplo, el servicio de catering de la vieja Argentaria dedicó unos seis meses para conseguir el café que exigía FG. Docenas de mezclas no daban con el sabor que podía satisfacer el paladar del financiero. Al final, el jefe de cocina optó por pedirle una muestra del café deseado : El de Valpan respondió el señor presidente sin dudarlo. De inmediato, un cocinero de BBVA se trasladó a Valpan y peguntó por el tipo de café y la mezcla que utilizaban. Volvió a la base y calcó la receta: no había forma, el sabor seguía sin gustar a FG. Al final, trajeron al jefe de cocina de Valpan, quien aseguró a FG que el tal café era el mismo que le servían en el banco, igualito. Aún hoy, continúa sin estar convencido.

Y no se crean que se trataba de un capricho. Estamos hablando de una necesidad, dado que FG no fuma, no bebe, come verdura hervida y algo de fruta, acompañada, eso sí, de una docena de pastillas. Alguno de sus colaboradores le califica de hipocondríaco, pero seguramente se trata de un error.

Su mano derecha, el secretario del Consejo, José Maldonado, es justo lo contrario. El jurista de confianza de FG (por cierto, a Maldonado no le nombró FG, sino Rodrigo Rato) es el segundo terror de los camareros que anida en el BBVA. Lo contrario de FG, porque lo que no come su jefe se lo come él. Capaz de tragarse varios primeros platos, Maldonado también posee sus manías. Por ejemplo, los zumos de naranja, no pregunten por qué, deben estar llenos hasta un dedo por debajo del borde del vaso. Ni más ni menos, un dedo. Ha devuelto hasta media docena de zumos de naranja por no estar correctamente servidos. Y es que los placeres de la mesa sólo son asequibles a gente con gusto. Digamos que Maldonado y FG forman una pareja similar a la de Amusátegui y Emilio Botín. Cuando viajaban juntos por esos aeropuertos del mundo, si llegaba la hora de comer, Botín pedía (o extraía del maletín) una salutífera manzana, mientras que Amusátegui se surtía de donuts, sanchwiches y otras grasas e hidratos. Estaba claro, aquel matrimonio no podía durar.

Volviendo a FG, lo cierto es que las declaraciones de Luis Del Rivero, presidente de Sacyr, en el sentido de que la politización de la operación hace más difícil y arriesgado acceder al 5% o participación más significativa, ha devuelto la sonrisa a los partidarios del BBVA. El Gobierno Zapatero ha metido tanto la pata que se ha puesto en evidencia, pero eso no quita que FG siga haciendo sus cuentas. Si puede ganar, ganará, pero tampoco despreciaría una retirada negociada y honrosa, consistente en colocar a José Ignacio Goirigolzarri como presidente y marcharse con tres donaciones: 30 millones de euros de indemnización (los mismos que se llevó Emilio Ybarra), el fondo de pensiones (que, a 31 de diciembre de 2003, estaba en los 28,9 millones de euros) y una promesa de inmunidad ante posibles impugnaciones de los recién llegados. No en vano, FG se quedó con todo el poder tras acusar a Emilio Ybarra y a las familias de Neguri de haber cobrado un complemento de pensiones procedente de un paraíso fiscal.

Todo ello sin rechazar la resistencia numantina. FG es uno de los pocos banqueros capaces de luchar contra un Gobierno con tal de mantenerse en el cargo, aunque sabe que, antes o después, un banco no puede estar peleado con el Ejecutivo. Eso sí, está aprovechando a un renacido Pedro Solbes, que ha dado otro ultimátum a Zapatero : no va a permitir que Miguel Sebastián le humille. Solbes incluso ha llegado a pedir a Zapatero que el Gobierno no desestabilice las cúpulas de las empresas privatizadas. Naturalmente, nadie le hará el menor caso.

Dicho de otra forma, FG sólo aceptará ceder los trastos a Goirigolzarri si no tiene otro remedio y se le asegura su futuro económico, su futuro como jubilado y la inmunidad de todo lo realizado como presidente, primero de Argentaria y luego de BBVA. Claro, que esto último, ¿quién puede prometerlo?