Mary y Adam son un matrimonio bien avenido. Tienen una vida intensa pues compaginan su vida personal con la laboral sin problemas, y eso que están a punto de cumplir los 60 años. Pero, de pronto, ambos descubren que han entrado en la denominada "tercera edad" y reaccionan de forma diferente, lo que les hace alejarse el uno del otro…

Tres veces 20 años es un largometraje que interesa porque, de forma amable, pone el dedo en la llaga sobre un tema candente: la dificultad que supone el paso del tiempo, llegar la madurez en una sociedad que se empeña en reverenciar la juventud.

Resultan divertidos en la película tanto los excesos de Mary comprando objetos inútiles para "prepararse para envejecer" como el afán de Adam de abordar todavía más proyectos laborales como si empezara su carrera como arquitecto cuando ya es un profesional respetado. Alrededor de ellos, interpretados con mucho talento por Isabella Rosellini y William Hurt, se mueven todas aquellas personas que les quieren: hijos, amigos e, incluso, ancianos como la madre política que reivindica que "los mayores" no son meros estorbos…

Esta comedia romántica, distinta a lo que vemos habitualmente, se ve con agrado pero, eso sí, tiene un par de salidas de tono que chirrían en el tono positivo del conjunto.

Para: Los que opinen que cumplir años supone todo un regalo