Hace tres años, Castro aprovechó que todas las miradas internacionales estaban pendientes de Iraq para incrementar su ola represora encarcelando a 75 opositores. Según las organizaciones disidentes, a principios de 2003, Cuba tenía 240 presos políticos. Tras la operación de la primavera negra de Cuba sumaron 75 más, aunque 15 de ellos fueron excarcelados durante 2004 y 2005 como signo de buena voluntad con el gobierno español que había aflojado la política de acoso diplomático sobre el régimen establecido con el anterior gobierno para todos los estados miembros de la UE.

El optimismo del Gobierno español de que Fidel Castro pudiera mejorar algunos de los resultados ya obtenidos no se sostiene: en el último año se ha encarcelado a casi otro centenar de cubanos por pensar diferente, señalan desde la Asociación Española Cuba en Transición (AECT)

Actualmente, el número de presos políticos en la isla se sitúa entre 330 y 340, 100 más que en 2003 y 39 más que lo reportado en el 2004. Y es que en 2005, fueron condenadas o procesadas 53 personas por motivos políticos. Según Reporteros Sin Fronteras, entre los detenidos se encuentran 27 periodistas. El Gobierno (de Castro) mantiene una posición muy rígida y no responde en ningún sentido, ni de forma positiva ni negativa, a los diversos llamados que recibe de la comunidad internacional ara que sean liberados, señalan los opositores a la dictadura castrista. La situación ha empeorado ostensiblemente, señalan desde la AECT.

Además, denuncia la AECT, en la última semana han amenazado con volver a ingresar en prisión a algunos de los presos que se encuentran con licencia extrapenal por motivos de salud. Es el caso de Oscar Espinosa Chepe, Roberto de Miranda o Jorge Olivera. También en la última semana se han incrementado los actos de repudio, en los que miembros del Partido Comunista y de la policía uniformada, amenazan y golpean a familiares de presos políticos.

La AECT llama también la atención sobre el estado de salud de Guillermo Fariñas, al borde de la muerte tras permanecer en huelga de hambre y sed como repulsa a la sanción por obtener una conexión a internet en su domicilio. Estoy dispuesto a demostrar a los que me reprimen que un disidente cubano es capaz de ofrendar su mismísima vida por lo que piensa, lucha y sacrifica día tras día, señalaba recientemente en el hospital de Santa Clara donde se encuentra internado.