Josef Ackermann, presidente de Deutsche Bank, pasó por Madrid y, en su calidad de presidente del Instituto Internacional de Finanzas (lobby que agrupa de 340 presidente de bancos de más de 50 países, entre ellos todo el área OCDE) dejó de piedra a propios y extraños cuando apoyó las operaciones de BBVA y ABN sobre los italianos BNL y Antonveneta, respectivamente. Con gran seguridad, Ackermann se mostró partidario de los mercados abiertos, sin intromisiones políticas y bramó contra le nacionalismo económico.

Seis meses atrás, ante el ataque del norteamericano Citigroup, Ackermann pidió ayuda al gobierno alemán y la obtuvo. Schröder, hoy alineado con Bruselas y los liberales, llegó a plantear una fusión de los cuatro grandes bancos alemanes, para hacer frente al gigante gringo y sin que le preocupara el claro atentado contra la competencia que iba a generar en su propio país.

Peor, los tiempos cambian, sobre todo cuando los afectados por el pérfido nacionalismo son... los italianos.