Sólo la mitad de los actuales beneficiarios recibirá la paga de los 426 euros 

Los que rechacen los itinerarios de formación dejarán de percibir el subsidio. Los parados que rechacen un puesto de trabajo también dejarán de percibir la prestación por desempleo. De momento, afectará a la movilidad funcional, no geográfica. Además, se obligará a los parados a fichar, para evitar las vacaciones financiadas por el paro.
El ajuste no basta. Zapatero, que durante seis años ha enarbolado el discurso de las prestaciones sociales, especialmente laborales, comienza ahora la segunda parte del encuentro: la reducción de esas prestaciones sociales. Empezando por la paga de los 426 euros. El Gobierno ha vendido en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros que se ha tomado esta decisión debido a su sensibilidad social. Pero la realidad es que se pasa de los actuales (a julio) 300.000 beneficiarios a los 163.170, casi un recorte del 50%. ¿Por qué? Porque ya sólo se podrán beneficiar de esta prórroga del subsidio los parados entre 15 y 30 años, los mayores de 45 y aquellos parados entre 30 y 45 que tengan cargas familiares. ¿Por qué estos criterios? El Gobierno se ampara en las resoluciones del Debate sobre el Estado de la Nación, aunque en el fondo se trata de meter la tijera.

Eso sí, el Ejecutivo sigue tratando de hacer círculos cuadrados. Dice Corbacho que el impacto presupuestario de la prórroga será de 420 millones de euros. Eso hace 163.170 beneficiarios, pero al gobierno le salen alrededor de 219.000. ¿Cómo opera el milagro? Una de dos: o no serán 219.000 los beneficiarios o no serán 420 millones de euros el coste. Es un sencillo cálculo: 426 euros mensuales en seis meses son 2.574 euros de prestación total. Si el dinero es de 420 millones de euros, los beneficiarios sólo pueden ser de 163.170.

Pero más allá de los problemas con las matemáticas de Corbacho, lo relevante es que este es sólo el inicio de una política de recortes. Se acabó el cachondeo del paro. Corbacho señala que no tiene sentido que en los años del boom, con dos millones de parados siguiéramos atrayendo inmigrantes. Como sigue sin tener sentido, por ejemplo, que el campo siga sin encontrar trabajadores habiendo 4,6 millones de parados. Al mismo tiempo, Corbacho asegura compartir el criterio del secretario general de UGT, Cándido Méndez ('vicepresidente cuarto' del Gobierno) de que no debemos echarle la culpa a los trabajadores de esta situación.

No hay que echarle la culpa, pero se estrecha el cerco. Por ejemplo, para evitar que el parado se vaya de vacaciones con el paro, Trabajo empezará a establecer mecanismos de fichaje. Eso sí, se hará con discreción, para evitar que las imágenes que consumamos sean las de las colas del paro, imagen no muy querida por el Ejecutivo.

Más. También se reducirá la cifra de ofertas que se pueden rechazar. Actualmente la cifra está en tres y habrá recorte hasta una. Por lo mismo, hasta ahora se podía renunciar a una oferta de trabajo hasta el día 90 de haber perdido el empleo. Ese período se recortará, probablemente, a 30 días.

Y así, suma y sigue. Dice Corbacho que ahora es el momento de empezar a pensar en la eficacia y la flexibilidad de las políticas activas. Ya era hora. Porque atentos a los datos: de las 615.700 personas beneficiarias de la paga de los 426 euros desde agosto de 2009 a julio de 2010 sólo 189.000 (un 30%) han encontrado un empleo. Señal de que el mercado laboral está fatal, pero también de que los cursos de formación para el mercado laboral son absolutamente ineficientes. Y sólo nos gastamos 7.000 millones de euros en el asunto.

Andrés Velázquez

andres@hispanidad.com