Sr. Director:
Los cultivos de transgénicos se están generalizando en todo el mundo.

 

Desde la Revolución Verde en África que Bill Gates y Rockefeller financiaron, se presiona a la implantación de OMG (organismos modificados genéticamente) en los países pobres y no tan pobres, bajo amenaza de perder la ayuda financiera estadounidense. Se sabe que el Programa Mundial de Alimentos de la ONU, incluyendo a los OMG, promueve un plan general para la despoblación y el control total (Agenda 21).

Monsanto, monopolio de semillas transgénicas, en contubernio con los gobiernos ha perjudicado a los agricultores obligándoles a comprar sus semillas patentadas cada año a pesar de que los rendimientos son, según los estudios, hasta un 11% menor que los tradicionales. La investigadora M. Monique Robin afirma que la meta de Monsanto es dominar la alimentación mundial, pues quien es propietario y manipulador de las semillas (tiene patentes de más de 600 plantas), primer eslabón de la cadena alimenticia, es el dueño no sólo de la comida, sino de la salud y de la vida de la población mundial. Además es falso que estos transgénicos tengan diseños resistentes a la sequía, ayudando a paliar el hambre del mundo; dejan la tierra como muerta y funcionan en combinación con el Round up Ready, poderoso insecticida fabricado por Monsanto, contaminante del agua, el suelo y la población.

Los cultivos OMG son perjudiciales para la salud pues necesitan el uso de más tóxicos, llevan proteínas marcadoras y genes de bacterias con efectos desconocidos y conocidos, como la esterilidad en varones, la alergia y la resistencia a los antibióticos.

María Ferraz