• Vamos, que lo del fiscal general del Estado ha sido antes un cese que una dimisión.
  • Las órdenes y los modos de la vicepresidenta le resultaban insufribles y atentaban contra su independencia.
  • Lo de Moncloa no eran sugerencias, eran órdenes y ninguneo. Y eso que, con Torres-Dulce, no había discrepancias ideológicas ni técnicas.
  • Las discrepancias eran más de forma que de fondo. Ejemplo de ninguneo: fue Alicia Sánchez-Camacho quien anunció la querella de la Fiscalía contra Artur Mas.
  • Así que don Eduardo amenazó con dimitir y Soraya se apresuró a aceptar su marcha.
  • Rajoy insiste en que él nunca presionó al fiscal. En efecto, de eso se encargaba su segunda.
  • En Génova le recuerdan a Rajoy que a lo mejor no hay que mejorar la comunicación, sino la política.

La vida te da sorpresas. Por ejemplo, es una sorpresa enorme que el portavoz parlamentario del PSOE, Antonio Hernando, dé en el clavo. Nada más conocerse la noticia de la dimisión de Eduardo Torres-Dulce como fiscal general del Estado (en la imagen junto a la vicepresidenta Soraya), Hernando aseguraba que era el Gobierno quien había cesado al fiscal porque no le bastaba con la mayoría absoluta y quería "colonizar" todas las instituciones. Increíble pero cierto. Hernando dio en el clavo.

Torres-Dulce no mantenía discrepancias ideológicas o técnicas de fondo. Sí, consideraba que la Fiscalía debía contar con más medios pero eso es lo habitual en las instituciones: pedir más presupuesto. Eso va en la nómina

No, Eduardo Torres-Dulce ha dimitido porque no soportaba los modos de la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría. Tiene razón Rajoy cuando dice que él no presiona al fiscal general del Estado. Muy cierto, era su segunda quien se encarga de eso.

Como explican a Hispanidad en la Junta de Fiscales, lo de la vicepresidenta no eran sugerencias, eran órdenes e impuestas con muy mal estilo. Ya saben: las formas.

Ejemplo, no es que Eduardo Torres-Dulce no quisiera interponer una querella contra Artur Mas por el 9-N. Estaba convencido de que había que hacerlo -algunos no lo estamos tanto-, pero resultó un poco desagradable que la tal querella fuera anunciada por Alicia Sánchez Camacho, quien incluso se permitió adelantar los fundamentos de la misma. Eso dejaba al fiscal como un tonto útil a las órdenes del Gobierno.

Total, que harto de la grosería de la vicepresidenta, Torres-Dulce amenazó con dimitir, y Soraya se apresuró a recoger el guante. Se decidió el día y, como un señor, alegó razones "personales".

En plata: ¿Torres-Dulce ha sido 'dimitido' Sí. ¿El Gobierno le ha cesado Sí, bueno, sólo la vicepresidenta.

La dimisión de Torres-Dulce describe el actual momento del PP. Rajoy ha tocado a generala: todos los ministros deben explicar la gestión del PP y los triunfos del Ejecutivo. Ahora bien, en Génova, más de uno se pregunta si lo que hay que cambiar es la forma en que se comunica la política del Gobierno o la política misma. No todo es imagen.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com