Sr. Director:

He leído con asombro que la asociación llamada Junta Islámica de España ha pedido que se retiren los crucifijos de los colegios. Como ciudadano español, católico, y como arqueólogo especialista en mundo islámico, creo que debo dar mi opinión al respecto.

Si hay una forma religiosa intolerante en el mundo esa es sin duda el Islam. Sus preceptos y obligaciones hacen que la discriminación sea normalizada y regulada. Un claro ejemplo lo tenemos en la condena a muerte que realiza esta religión de todo aquel que quiera salirse de ella o todo aquel que sea considerado apóstata. Otro ejemplo de intolerancia lo tenemos en su trato a la mujer, la cual ante la herencia paterna por ejemplo solo tiene derecho a la mitad de lo que obtiene un hermano varón. Son multitud de ejemplos los que se pueden poner de la intolerancia del Islam, sin tener que entrar en sus manifestaciones extremas las cuales desgraciadamente ya hemos sufrido los españoles de forma sangrienta.

En España la inmensa mayoría somos católicos o de cultura cristiana. Gracias a Dios, los Reyes Católicos lograron reducir a la nada los reinos musulmanes, y devolver España al continente europeo. En Córdoba tenemos la suerte de poder distinguir entre el valor de la cultura y el arte omeya frente a las posiciones de prepotencia de minorías religiosas entre las que hay un grupo de españoles que se han dejado seducir por el exotismo de una religión que no es propia de nuestra tradición, y que no resiste el más mínimo análisis histórico aplicado a los momentos de su formación.

La presencia de crucifijos en los colegios y centros oficiales no hace daño a nadie, la imposición de la discriminación de la mujer por los musulmanes, por ejemplo, sí hace daño a alguien. En mi opinión los españoles debemos estar alerta ante estos grupos minoritarios, cuya misión es la de crear apoyo a la expansión del Islam en tierras europeas. Un Islam que no sólo es una actividad del ámbito privado, sino que su aspiración es ocupar todas las facetas de la sociedad. Un ejemplo de ello es la pretensión de utilizar la Catedral de Córdoba para el culto islámico, cuando los musulmanes no dejan ni entrar a los cristianos a la gran mayoría de sus mezquitas, y no dejan entrar personas con crucifijos ni biblias a Arabia Saudí y mucho menos celebrar allí misas cristianas. Es hora de que defendamos nuestras tradiciones y no nos callemos ante los ataques a las creencias de la inmensa mayoría de los ciudadanos españoles.

Pedro Marfil Ruiz

pedromarfil@hotmail.com